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Terremoto de Valdivia 1960: Las lecciones del sismo de 9.5 que marcó la historia de Chile

Terremoto de Valdivia 1960: Las lecciones del sismo de 9.5 que marcó la historia de Chile

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Tiempo de lectura: 3 minutos El 22 de mayo de 1960, el sur de Chile fue epicentro del terremoto más potente jamás registrado. No solo dejó una profunda cicatriz en la memoria nacional, sino que también ofreció lecciones para la sismología y la vulcanología mundial.

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El domingo 22 de mayo de 1960, a las 15:11 horas, se registró en Valdivia el mayor sismo del que se tenga registro en el mundo. Con una magnitud de 9,5 grados y un posterior tsunami, este terremoto sigue siendo recordado como uno de los más destructivos en la historia de la humanidad.

No solo provocó la muerte de más de 1.500 personas, sino que también el hundimiento de Valdivia cuatro metros bajo el nivel del mar. Se trata de una catástrofe natural que impactó en más de 40 ciudades y cientos de localidades del territorio chileno, y que dejó huella, además, en la memoria nacional.

«Con el terremoto se destruye, aproximadamente, el 40% de las viviendas de la ciudad de Valdivia. En los sectores rurales, alrededor de 12 mil viviendas quedan destruidas. Fueron evacuadas más de 20 mil personas solo en la ciudad de Valdivia y otro tanto de las zonas rurales», explica la decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile (UACh), Karen Alfaro.

Sismo interplaca y de gran magnitud

El terremoto de Valdivia ha sido considerado dentro de la categoría de sismos interplacas, también conocidos como terremotos de subducción. El académico del Instituto de Ciencias de la Tierra y la Escuela de Geología UACh, Daniel Melnick, menciona que éste se generó «por la subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana«.

La magnitud del sismo quedó plasmada en cifras. Melnick detalla que «el área (que abarcó) fue muy grande, como de unos mil kilómetros de largo por unos 200 de ancho«. Dicha superficie, multiplicada por el desplazamiento de la falla, que en promedio fueron 17 metros, según el especialista, fueron los componentes que determinaron la magnitud del megaterremoto de 1960.

Entre los mayores aprendizajes obtenidos para la ciencia tras el sismo, se encuentran los avances en la comprensión de la geometría de fallas bajo el mar, algo que también se vino a complementar con un sismo ocurrido en Alaska en 1964. «Es muy difícil imaginárselo, sobre todo en esa época, donde las condiciones de medición eran limitadas. (…) Lograron dar luces sobre la tectónica de placas, y es uno de los grandes descubrimientos de la geología del siglo pasado», señala Melnick.

A juicio del geólogo, el mayor problema provocado por el terremoto, más allá de afectar la infraestructura y construcciones, fue el tsunami que lo acompañó. «Eso no se conocía muy bien, no había habido tsunamis tan grandes como ese. Ahí se adquirió la mirada al riesgo de tsunami, de tomárselos de una manera más seria».

Erupción volcánica 36 horas después del terremoto

Otro efecto, aunque quizás no tan conocido, fue la erupción del Volcán Cordón Caulle a solo algunas horas de ocurrido el sismo. Se trata de uno de los pocos casos donde la relación entre sismos y erupciones volcánicas es clara.

«Se produjo 36 horas después como efecto directo del terremoto; el paso de las ondas sísmicas deformó la corteza y permitió la emisión de un magma que ya estaba cerca de la superficie», indica el académico del Instituto de Ciencias de la Tierra y la Escuela de Geología UACh, Luis Lara.

El geólogo aclara que no existe una relación causal entre sismos lejanos y erupciones volcánicas, aunque ambos procesos ocurren en el marco de la subducción de una placa bajo otra. «La evidencia muestra que los sismos de magnitud mayor a 8 grados tienen potencial de reactivar volcanes, pero se requiere que los sistemas volcánicos cumplan algunas condiciones adicionales», explica. Entre ellas, por ejemplo, poseer una distancia menor a 250 km de la zona de ruptura, y que el magma en cámaras esté cerca de la superficie.

La experiencia del terremoto de 1960 en Valdivia ocupa un lugar importante en la historia del país. Marcó un antes y un después que influyó en cómo la ciudadanía se relaciona con las catástrofes. Para Karen Alfaro, «la memoria colectiva del terremoto del 60′ ha contribuido a la educación en nuestro país respecto a cómo se percibe, se elabora y se construye una cultura sísmica en las distintas generaciones«.


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