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«Soy neurodivergente»: El libro guía para comprender la neurodivergencia y sus aristas

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos A partir de su propia experiencia, la terapeuta ocupacional especialista en neurodivergencia, Carolina Muñoz, busca acercar la información sobre la neurodivergencia para combatir los estereotipos.

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Para fortalecer la comprensión de la información y acompañar a las personas neurodivergentes, la escritora Carolina Muñoz (@mujerneurodivergente), dio vida a «Soy neurodivergente», un libro que busca adentrar a las familias, amigos y profesionales en un proceso que, en muchos casos, resulta complejo.

En el relato, Muñoz ofrece una visión profunda y accesible de lo que significa vivir con una neurodivergencia. «La identificación autista o de déficit atencional no es cualquier cosa, es algo que va a cambiar la percepción de la persona sobre sí misma, nos va a dar una guía de qué sucede. Pero pasa mucho que cuando hay diagnósticos erróneos, no van a cumplir las necesidades que presenta la persona», señala la terapeuta ocupacional.

Como persona neurodivergente y especialista en el área, Carolina explica que uno de los objetivos del libro es operar como una guía para facilitar herramientas y estrategias para cada uno.

«Lo quise combinar como una experiencia profesional como terapeuta ocupacional especialista en el área, pero también con mi experiencia personal como una persona diagnosticada tardíamente. La idea era juntar ambas perspectivas para poder hacer un tono más cercano y accesible a las personas que no son profesionales en el área y que quieren aprender un poco más», explica.

La diferencia entre niños y adultos

En el caso de niños y niñas, la especialista afirma que resulta un poco más sencillo, dado que «sólo está en los primeros años de su vida. A los cinco, se abarcan los primeros cinco años, pero cuando uno evalúa a un adulto de 30 años, tenemos que averiguar sobre su niñez, su adolescencia y cómo es ahora, por eso, los diagnósticos suelen ser más extensos».

«En adultos suele ser difícil tanto por las evaluaciones que se van haciendo y también por qué es lo que pasa después del diagnóstico. Emocionalmente es desgastante también el hecho de tener que contarle a los familiares, que uno se tenga que presentar a las personas con este diagnóstico», reflexiona Carolina.

En principio, la preocupación de la autora fue adaptar los contenidos para el entendimiento de todo lector. Pensando en incluir la neurodivergencia en todos los espacios, Carolina explica que «no es que necesiten estar especializados al respecto, sino que al menos tener un poco de conocimiento y qué hay que hacer por ejemplo en el caso de una crisis. Más allá de qué hacer ellos, quizás qué derivación deben hacer».

Signos a prestar atención

Pese a que los signos dependen de la edad. En el caso de niños y niñas se suelen observar comportamientos como el lenguaje no verbal, conductas autorregulatorias, patrones rígidos del comportamiento y reacciones sensoriales. «Estas por sí solas no significan que el niño sea neurodivergente, sino que el patrón como cada cosa unida, es lo que hace la neurodivergencia, no rasgos por sí solos».

Mientras que en adultos, las características más comunes son el hecho de sentirse distinto al resto, necesitar ayuda. «Ver por qué pasan este tipo de cosas, las dificultades sociales que pudieron haber tenido. Los criterios de diagnósticos no cambian, sino que se adaptan según la edad de la persona».

En el caso de recurrir a un especialista, Carolina señala que, primero dependerá del enfoque esperado. «Si sospechan de una divergencia en particular pueden ir directamente a una evaluación con terapeuta, psicólogo, fonoaudiólogo. Después de eso ir a un neurólogo o psiquiatra para la confirmación o el descarte, porque así es el protocolo».


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