Muestras de la cara oculta de la Luna revelan secretos sobre su volcanismo y asimetría

Tiempo de lectura: 2 minutos La histórica misión china Chang’e-6 ha traído a la Tierra las primeras muestras de la cara oculta de la Luna, un hito que ya está arrojando luz sobre los grandes misterios del satélite.
El pasado 25 de junio, la cápsula de la misión Chang’e-6 aterrizó con éxito en la Tierra, trayendo consigo un tesoro científico de 1.935 gramos de roca y polvo lunar. A diferencia de las muestras recolectadas por las misiones Apolo hace más de 50 años, este material proviene de la cuenca del Polo Sur-Aitken (PSA), una de las estructuras de impacto más grandes y antiguas del sistema solar, ubicada en la enigmática cara oculta de nuestro satélite.
Desde hace décadas, la comunidad científica ha debatido por qué el lado visible de la Luna y su lado oculto son tan diferentes en cuanto al grosor de su corteza, su composición química y su historial volcánico. Ahora, gracias a estas rocas traídas por China, comenzamos a tener respuestas concretas.
Un consorcio de investigadores, liderado por la Academia China de Ciencias, ha publicado una serie de cuatro artículos que desglosan los primeros hallazgos, confirmando que la cara oculta esconde una historia geológica mucho más compleja y duradera de lo imaginado.
El cráter gigante que guardaba las respuestas
La cuenca del Polo Sur-Aitken no fue elegida al azar. Con un diámetro de 2.500 kilómetros y una profundidad de hasta 8 kilómetros, es el resultado de un impacto colosal ocurrido hace unos 4.250 millones de años, con una energía superior a la de un billón de bombas atómicas. Se cree que este evento cataclísmico fue tan potente que excavó material del manto lunar, la capa que se encuentra justo debajo de la corteza.
Al analizar las rocas volcánicas (basaltos) de esta zona y compararlas con las del lado visible, los científicos descubrieron diferencias cruciales. El análisis geoquímico apunta a que el material del manto de la cara oculta es «ultraagotado«, lo que podría ser el resultado de una extracción masiva de material fundido provocada por los grandes impactos iniciales.
Esto no solo explica las diferencias químicas, sino que subraya el papel fundamental de estas colisiones en la formación del interior profundo de la Luna.
Un pasado volcánico extendido y un interior desigual
Uno de los descubrimientos más sorprendentes es la duración de la actividad volcánica en la cara oculta. Los estudios revelan dos fases eruptivas distintas: una hace 4.200 millones de años y otra mucho más reciente, hace 2.800 millones de años. Esto demuestra que el vulcanismo en esa región persistió durante al menos 1.400 millones de años, un periodo significativamente más largo de lo que se pensaba.
Curiosamente, este repunte volcánico coincide con un fortalecimiento del campo magnético lunar, lo que sugiere que la dinamo interna de la Luna no se desvaneció de forma constante, sino que fluctuó a lo largo de su historia.
Además, el análisis ha confirmado otra pieza clave de la asimetría lunar: el manto de la cara oculta posee un contenido de agua considerablemente menor. Esta distribución desigual de elementos volátiles en el interior del satélite es fundamental para entender por qué ambas caras evolucionaron de manera tan diferente.
Estas muestras de la misión Chang’e-6 son solo el comienzo. Proporcionan una ventana sin precedentes a la formación temprana del manto lunar y prometen reescribir los libros sobre la evolución del satélite.