Científica chilena lidera investigación que busca explicar el origen de las galaxias

Tiempo de lectura: 2 minutos Un proyecto liderado la investigadora Valeria Olivares busca resolver un enigma cósmico clave: por qué el gas caliente en los centros de cúmulos de galaxias tiene una composición química similar a nuestro Sol.
Lejos de ser solo discos de estrellas girando en el vacío, las galaxias habitan en enormes vecindarios cósmicos llamados cúmulos, unidos por la gravedad. En el centro de estos cúmulos suele dominar una galaxia masiva, con un agujero negro supermasivo en su núcleo. Estos gigantes no solo devoran materia, sino que también expulsan plasma a velocidades cercanas a la de la luz, calentando el gas circundante a millones de grados. Este gas, visible en rayos X, participa en un verdadero ballet cósmico donde materia y energía dan forma a las galaxias.
Sin embargo, este fenómeno esconde un misterio que ha desconcertado a la comunidad astronómica. Al analizar la composición química de este gas caliente, se ha descubierto que la mezcla de elementos es muy parecida a la de nuestro Sol, un hallazgo conocido como la «paradoja solar«.
Para desentrañar este enigma, la Dra. Valeria Olivares, académica e investigadora de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago (Usach), lidera un proyecto que busca entender qué procesos físicos y químicos están detrás de esta paradoja. La investigación propone descifrar cómo el gas adquiere esta composición y cómo estas interacciones afectan la evolución de galaxias como la nuestra.
«Resolver este enigma nos ayudaría a comprender mejor la historia química de las galaxias. Lo que busca este proyecto es entender su formación y evolución, y los efectos que tienen fenómenos como la actividad de los agujeros negros supermasivos en su desarrollo», explica la Dra. Olivares.
El misterio cobra aún más relevancia con los recientes descubrimientos del telescopio espacial James Webb, que ha observado galaxias muy masivas y ricas en metales en un universo de apenas unos cientos de millones de años. Estos hallazgos desafían los modelos actuales. «Si logramos entender cómo funcionan estos entornos en el universo cercano, podemos encontrar pistas sobre cómo se formaron esas galaxias tan temprano en la historia del cosmos», comenta la investigadora.
Los cielos de Chile como laboratorio para descifrar el universo
Para lograr su objetivo, el proyecto combinará tecnologías de última generación. Por un lado, se utilizarán los satélites de rayos X Chandra, XMM-Newton y el nuevo XRISM para estudiar el gas caliente a millones de grados y analizar su composición química. Por otro, se recurrirá al instrumento MUSE, instalado en el Very Large Telescope (VLT) en la Región de Antofagasta, uno de los observatorios ópticos más potentes del mundo. MUSE descompone la luz de las estrellas como un arcoíris detallado, revelando qué metales contienen y cómo se mueven.
«Chile tiene un rol clave en este proyecto. Nuestros cielos son de los más limpios del mundo, y el VLT es una herramienta fundamental. Vamos a poder comparar la composición química del gas caliente con la de las estrellas en la galaxia central, para ver cómo se alimentan y se enriquecen mutuamente», detalla Valeria Olivares.
El proyecto también pondrá especial atención en los grupos de galaxias más pequeños, donde las fusiones son más frecuentes y la mezcla de gas y metales puede dar origen a nuevas estrellas, ofreciendo una visión más completa de la evolución galáctica. Además, la iniciativa contempla la participación de estudiantes de pregrado y postgrado, buscando formar a las nuevas generaciones de astrónomos en Chile.