Gerty Cori: La primera mujer que ganó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina

Tiempo de lectura: 2 minutos La bioquímica estadounidense descubrió el metabolismo de la glucosa en el cuerpo humano, lo que le otorgó el prestigioso reconocimiento entre sus pares.
Gerty Theresa Radnitz nació un 15 de agosto de 1896 y dedicó su vida a la ciencia y a la bioquímica. Fue este camino el que años más tarde la convirtió en la primera mujer a nivel mundial en obtener el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.
El contexto histórico, marcado por la baja participación femenina en la academia, no fueron obstáculo para Gerty, quien fue aceptada en la escuela de Medicina de la Universidad alemana Carl Ferdinand. Ahí conoció a su esposo, Carl Ferdinand Cori, con quien publicó investigaciones, pero también fue autora de once artículos en solitario.
Tras proponer el Ciclo de Cori, un proceso que describe la forma en que el cuerpo humano utiliza algunas reacciones químicas en el tejido muscular para romper carbohidratos (como el glucógeno), algunas universidades le ofrecieron un puesto de trabajo a Carl, pero se negaron a contratar a su esposa. Años después, en 1931, se mudaron a San Luis, Misuri, donde nuevamente le ofrecieron un puesto a Carl como investigador. Sin embargo, a pesar de sus antecedentes, a Gerty solo le ofrecieron un puesto como investigador asociado.
Una carrera marcada por el Nobel
En 1947, Gerty Cori se convirtió en la tercera mujer en el mundo, y la primera estadounidense, en ganar un Premio Nobel de Ciencias (las receptoras anteriores fueron Marie Curie e Irène Joliot-Curie).
La pareja de investigadores realizó la mayor parte de su trabajo en colaboración, incluido el descubrimiento del proceso de la conversión catalítica del glucógeno, que los llevó a ganar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1947, convirtiendo a Gerty en la primera mujer en el mundo en recibir el premio, el cual compartieron con el fisiólogo argentino, Bernardo Houssay.
Un poco antes de obtener este reconocimiento, mientras viajaba con su pareja, descubrieron que Gerty estaba enferma de mieloesclerosis, una enfermedad mortal de la médula ósea. Pese a los problemas de salud, la investigadora se mantuvo activa y dedicó sus últimos años al estudio de la glucogenosis, conocidas como enfermedades por almacenamiento de glucógeno, siendo el último artículo que publicó.
Diez años más tarde, el 26 de octubre de 1957, Gerty Cori falleció a causa de su enfermedad.