Araucaria araucana: Las amenazas que empujan al icónico árbol chileno al peligro de extinción

Tiempo de lectura: 3 minutos Un investigador de la Universidad de La Frontera detalla cómo el cambio climático, la extracción indiscriminada de semillas y la desprotección de su hábitat están llevando a la Araucaria araucana, actual monumento natural, a una situación crítica.
Una victoria para la conservación y un potente llamado de atención. Así fue recibida la decisión del Ministerio de Obras Públicas (MOP) de cancelar los polémicos proyectos de mejoramiento de caminos entre Melipeuco, Icalma y Liucura, en la Región de La Araucanía. La razón de la controversia: la ejecución de las obras contemplaba la tala de 96 ejemplares de Araucaria araucana, especie declarada Monumento Natural y protegida por ley desde 1990.
El caso vial de La Araucanía es solo la punta del iceberg. Según Rubén Carrillo, investigador de la Universidad de La Frontera (UFRO) y experto en Araucaria araucana, esta especie vive una crisis silenciosa. «Es muy primitiva, de muy lento crecimiento«, explica. Necesita 25 años para alcanzar la madurez sexual y 40 para producir semillas de forma constante, de las cuales solo un 19% logra germinar en condiciones ideales.
Este árbol nativo, con un linaje que se remonta a más de 240 millones de años, se encuentra actualmente en peligro de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En este escenario, el científico menciona que la situación es tan crítica que es imperativo avanzar en políticas para su conservación.
«El bienestar de las personas pasa por tener esta especie bien conservada. Es un patrimonio de la humanidad que deja en claro cómo la naturaleza es capaz de mantenerse por miles de años«, advierte Carrillo. Pero este legado milenario está siendo erosionado por factores que, en su mayoría, son de origen humano.
Un fósil viviente en lento declive
Para entender la fragilidad de la Araucaria araucana, es crucial conocer su biología. Originaria de la época en que existía el supercontinente Pangea, su ritmo de vida es pausado: necesita 25 años para alcanzar la madurez sexual y al menos 40 para una producción constante de semillas. Además, es una especie dioica, es decir, existen árboles macho y hembra, lo que dificulta aún más su propagación natural.
A pesar de su longevidad y su capacidad para capturar gases de efecto invernadero durante siglos, su establecimiento es precario. En condiciones ideales de vivero, solo el 19% de sus semillas logra germinar, explica Carrillo. En la naturaleza, el desafío es aún mayor. Este lento ciclo de vida la hace extremadamente vulnerable a cambios bruscos en su entorno, como los que enfrenta actualmente.
Las múltiples amenazas que acorralan al pehuén
El principal problema que enfrenta la Araucaria araucana es la falta de protección efectiva. «Solamente un 48% de la superficie de araucaria está en áreas silvestres protegidas», señala el investigador UFRO. El resto, más de la mitad de su distribución de 250 mil hectáreas, queda expuesto a una serie de peligros. Aunque su estatus como monumento natural prohíbe su corta, el experto aclara que «este tema está muchas veces en el papel».
Las amenazas son constantes y variadas:
- Actividad humana: La corta ilegal persiste, sumada a la ganadería que consume las semillas e impide la regeneración del sotobosque.
- Extracción de semillas: Carrillo pone especial énfasis en “la excesiva extracción indiscriminada, sin marco regulatorio, de sus semillas”. Este acto priva al ecosistema del único órgano que permite la propagación natural del árbol.
- Cambio climático: Las sequías prolongadas, cada vez más comunes, son letales. Las araucarias crecen en suelos delgados con poca retención de agua. Para sobrevivir, cierran sus estomas, dejan de hacer fotosíntesis y se debilitan, volviéndose presa fácil de hongos e insectos que terminan por secarlas.
- Incendios forestales: Para una especie de crecimiento tan lento, los grandes incendios tienen un impacto devastador y a largo plazo en su distribución.
La situación es dramática en la Cordillera de Nahuelbuta. La población de Villa Las Araucarias, al norte de Carahue, se ha reducido de 1.000 hectáreas en 1950 a solo 40 en 2010. «Por cada individuo de araucaria que se pierde, se está perdiendo un patrimonio genético invaluable«, destaca el investigador.
El proyecto vial que fue cancelado
La tensión entre desarrollo y conservación se materializó con los proyectos de mejoramiento de las rutas S-61 (Melipeuco-Icalma) y R-95 (Icalma-Liucura).
El plan había sido aprobado por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que argumentó razones de «interés nacional» y «imprescindibilidad» bajo la Ley de Bosque Nativo. La medida de compensación obligaba al MOP a reforestar con 5.008 nuevos ejemplares, una cifra que no convenció a las comunidades mapuche-pehuenche de la zona.
La fuerte oposición y el diálogo con dirigentes locales llevaron al MOP a dar un paso atrás. El seremi de Obras Públicas de La Araucanía, Patricio Poza, fue categórico: «No vamos a permitir que se toque ninguna sola araucaria para construir un camino». La autoridad instruyó retomar el proyecto original, que mejora la conectividad sin intervenir el patrimonio natural.
Esta victoria ciudadana refuerza la advertencia del experto Rubén Carrillo. El hecho de que un proyecto de esta naturaleza fuera aprobado inicialmente demuestra la fragilidad de la protección actual.