Ciencia ciudadana: Pescadores fueron clave para confirmar a la raya diamante en aguas chilenas

Tiempo de lectura: 2 minutos El hallazgo, que revela la residencia de esta especie venenosa y catalogada como vulnerable, abre un debate sobre su conservación y fue posible gracias a un innovador método: el análisis de fotografías de pescadores en redes sociales.
Durante décadas, la raya diamante fue una sombra en las aguas chilenas. Aunque existían reportes aislados en Antofagasta desde los años 80, se consideraban avistamientos esporádicos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista Journal of Fish Biology demuestra que esta especie ha estado «bajo nuestras narices» todo este tiempo.
La investigación, liderada por un equipo multidisciplinario que incluye a los investigadores de la Universidad de Chile, Luis Ignacio Contreras y Pablo Dufflocq, nació de una idea en plena pandemia. «Surgió la idea de buscar registros de especies en redes sociales, en especial en grupos de pesca recreativa», relata Contreras. La hipótesis funcionó: encontraron múltiples imágenes de rayas con morfología compatible con Hypanus dipterurus, capturadas en Arica y el sur de Perú.
Este método de ciencia ciudadana, combinado con modelos de distribución de especies (SDM) que analizan variables oceanográficas, no solo confirmó una población estable en el norte, sino que también sugirió la existencia de zonas propicias para la especie más al sur del país. «La raya diamante estaba ahí y no lo sabíamos», comenta Contreras.

Registros representativos de avistamientos de Hypanus dipterurus realizados por pescadores recreativos desde la costa del Pacífico suroriental. Créditos: U. de Chile
Una nueva responsabilidad para la conservación en Chile
La confirmación de la raya diamante trae consigo una importante responsabilidad para el país. La especie está clasificada como «Vulnerable» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) debido a su lento crecimiento, baja fecundidad y la alta presión pesquera que enfrenta en otras regiones.
«Cada vez que se añade una especie a la fauna de un territorio, se suma una responsabilidad de conservación. No basta con saber que está, hay que decidir cómo la protegemos», enfatiza Contreras. Actualmente, en Chile solo la raya volantín (Zearaja chilensis) cuenta con medidas de manejo pesquero. El resto, incluida la recién confirmada raya diamante, carece de protección legal específica.
Los investigadores advierten que los reportes pesqueros en Chile a menudo fallan en la correcta identificación de las especies. «No sabemos exactamente qué se está extrayendo ni cuánto. Y sin esa información, no podemos tomar decisiones precisas», señala Dufflocq. En este escenario, los pescadores artesanales podrían convertirse en aliados clave para el monitoreo y la protección, construyendo estrategias de conservación desde las comunidades.
Aunque es venenosa y posee un aguijón defensivo, la raya diamante no es agresiva. «No es un animal que ande atacando personas. Si te pica es porque la molestaste, por ejemplo si la pisas por accidente», aclara Contreras. Su comportamiento es esquivo y prefiere evitar el contacto humano. La expansión de su rango hacia el sur podría ser una señal del cambio climático, aunque se necesita más investigación para confirmarlo. Por ahora, el primer paso es claro: actualizar los registros de fauna nacional y comenzar a diseñar un futuro donde esta silenciosa habitante del océano pueda prosperar.