Ckoirama: El único observatorio estatal en el Desierto de Atacama cumple 10 años de ciencia

Tiempo de lectura: 3 minutos A una década de su inauguración, el Observatorio Ckoirama de la Universidad de Antofagasta se consolida como un pilar de la astroingeniería y la investigación pública en Chile.
En el corazón del Desierto de Atacama, a 90 kilómetros de Antofagasta y lejos de los gigantes de Paranal y Armazones, se erige un proyecto único: el Observatorio Ckoirama. Gestionado por la Universidad de Antofagasta (UA), este centro no solo es el único observatorio estatal en la región, sino también un laboratorio de vanguardia que celebra 10 años de operación ininterrumpida.
Ckoirama, que significa «crepúsculo» en lengua Kunza, nació en 2015 gracias a una ambiciosa propuesta financiada por el Fondo QUIMAL de CONICYT, el Gobierno Regional de Antofagasta y la propia UA. El objetivo era audaz: no solo construir un instrumento, sino un observatorio completo, un nuevo punto desde el cual Chile pudiera mirar el Universo.
«Nuestra propuesta fue un poquito más ambiciosa, fue decir, ‘Vamos a construir un observatorio'», recuerda el PhD Eduardo Unda-Sanzana, director del Centro de Investigación, Tecnología, Educación y Vinculación Astronómica (CITEVA-UA). «La universidad estuvo alineada con esa visión y nos apoyó», comenta sobre el desafío de integrar y desarrollar todos los componentes necesarios para un proyecto de esta envergadura.
Una década de astroingeniería y descubrimientos
A lo largo de estos diez años, Ckoirama ha demostrado su valor científico. Inicialmente enfocado en la exploración de cuerpos menores del Sistema Solar y exoplanetas, el observatorio ha expandido su alcance, aportando datos cruciales para estudios de alto impacto, como el análisis del brillo del controvertido satélite BlueWalker 3.
Actualmente, el observatorio cuenta con tres domos. El más antiguo alberga al telescopio Chakana, de 60 centímetros, un equipo de alta precisión. A diferencia de los grandes observatorios internacionales, Ckoirama ofrece a la comunidad científica tiempos de observación flexibles, ideales para programas de larga duración.
«El camino para iniciar Ckoirama no fue fácil. Conseguir los financiamientos, instalar el primer telescopio y ampliar la operación ha significado una buena cantidad de trabajo muy enriquecedor», destaca Juan Pablo Colque, coordinador del Laboratorio de Astroingeniería de CITEVA. Recientemente, se instaló un nuevo telescopio de 50 centímetros que servirá para medir el impacto de las constelaciones de satélites en la observación astronómica.
Visión de futuro
La existencia de Ckoirama redefine la astronomía nacional. Mientras el histórico Observatorio Astronómico Nacional del Cerro Calán enfrenta la contaminación lumínica de Santiago, Ckoirama aprovecha su ubicación privilegiada para posicionarse como la principal instalación estatal de investigación en el norte.
«Somos el primero, y el único observatorio estatal hasta el momento bajo estos cielos. ¿Qué podrían la Universidad de Antofagasta y el Estado de Chile hacer con esto? Primero, hacerlo crecer mucho más», reflexiona Unda-Sanzana.
El futuro es prometedor. Los planes incluyen fortalecer la operación remota mediante Inteligencia Artificial, abrirse al turismo astronómico y la educación, y consolidar su rol en la comunicación óptica satelital. El paso más inminente es un acuerdo con la Universidad de Tokyo y el Gobierno Regional de Antofagasta para que la UA opere el telescopio MiniTAO, de un metro de diámetro.
«Comenzamos con un telescopio de 60 cm, pero ahora estamos al borde de manejar uno de 1 metro. Y de ahí podríamos pensar en seguir. ¿Podríamos pensar en un telescopio de escala 2 metros? Somos acá la vanguardia chilena«, concluye Unda-Sanzana.