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Pingüino de Humboldt: Guardián ecológico y emblema social en la Península de Hualpén

Pingüino de Humboldt: Guardián ecológico y emblema social en la Península de Hualpén

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Tiempo de lectura: 2 minutos Un reciente estudio revela la importancia crucial del pingüino de Humboldt en la Península de Hualpén, destacando su rol ecológico como bioindicador y su significado identitario para la comunidad local.

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Una exhaustiva investigación ha puesto el foco en la Península de Hualpén, Región del Biobío, como un enclave vital para la conservación del pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), un ave marina endémica de las costas de Chile y Perú.

El estudio, parte de la tesis de Geografía de Rodrigo Ibáñez de la Universidad de Concepción (Udec), bajo la dirección de las investigadoras de la UdeC, Mónica Ortiz, y la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Sara M. Rodríguez, no solo caracterizó la presencia y distribución de esta especie, sino que también analizó sus patrones de abundancia y la percepción de la comunidad local.

El trabajo subraya la necesidad urgente de implementar estrategias de conservación que resguarden tanto la biodiversidad como la riqueza cultural asociada a esta icónica ave.

Los secretos del pingüino en Hualpén

El equipo de investigación, que incluyó la colaboración de la Dra. Sara M. Rodríguez y su monitoreo mensual de avifauna desde 2023, analizó diversos puntos estratégicos de la Península de Hualpén. Islas Cullintos, Los Chilcos, Mutillar (Tres Cuevas), Punta La Gaviota y El Arco (La Portada) fueron algunos de los sitios clave donde se realizaron observaciones en terreno, búsquedas bibliográficas y análisis de datos.

Rodrigo Ibáñez explica que también se consideraron «las perspectivas de la comunidad local que se relaciona con el pingüino de Humboldt», añadiendo una dimensión social fundamental al estudio.

Los resultados mostraron una clara variación en la abundancia de pingüinos de Humboldt a lo largo del año. Los meses de verano evidenciaron el mayor número de individuos, mientras que el invierno registró una baja considerable. Esta fluctuación, como detalla la Dra. Sara M. Rodríguez, no se debe necesariamente a migraciones lejanas, sino a que los juveniles y adultos se resguardan en cuevas durante la época reproductiva y de cuidado parental.

«En otoño e invierno están resguardados, dado que son juveniles. No es que migren, se esconden por época reproductiva y cuidado parental. En primavera, ya comienzan a salir«, aclara la académica, desmitificando la idea de una migración masiva y confirmando la existencia de poblaciones residentes y en tránsito.

Un centinela del ecosistema y emblema identitario

Más allá de su distribución, el estudio enfatiza el doble valor del pingüino de Humboldt: ecológico y sociológico. Desde una perspectiva ecológica, esta especie es considerada un «centinela» o bioindicador crucial de la salud del ecosistema marino-costero.

«Ellos son muy sensibles a las perturbaciones humanas, por ende, cuando existe un cambio dentro de su hábitat, hay un cambio en las poblaciones», afirma Rodrigo Ibáñez, destacando que su declive puede señalar problemas ambientales más amplios.

Sociológicamente, el pingüino de Humboldt es un pilar fundamental para la identidad local y un imán para el turismo en la Península de Hualpén. La comunidad reconoce a esta ave como un verdadero emblema, un símbolo vivo de su patrimonio natural y cultural.

A pesar de su importancia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cataloga a esta especie en la lista roja de especies vulnerables, lo que indica un alto riesgo de extinción debido a la alarmante disminución de sus poblaciones.

Las amenazas son múltiples y complejas: la extracción indiscriminada de huiro y guano, la sobrepesca que reduce su fuente de alimento, la creciente presencia humana y la alteración de su hábitat, el impacto del Fenómeno del Niño, y la introducción de especies exóticas. «El rubro inmobiliario también es una amenaza, dado que constantemente se está fragmentando el hábitat de las especies que habitan ahí, lo que rompe la cadena del ecosistema», advierte Ibáñez.


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