Protiva: La startup que desarrolla tintes textiles sostenibles en base a bacterias
Tiempo de lectura: 2 minutos La iniciativa, que ya cuenta con un primer producto comercial, busca descarbonizar y desintoxicar una industria anclada en prácticas de hace más de un siglo.
La industria textil, una de las más contaminantes del planeta, se enfrenta a una revolución sostenible de la mano de Protiva, una startup biotecnológica. Fundada por el ingeniero textil argentino Gonzalo Pulka y el biólogo Esteban Silva, esta empresa está desarrollando tintes textiles a base de bacterias que prometen transformar la fabricación de ropa hacia un modelo más ecológico y menos tóxico.
El proyecto surge de una observación directa de la contaminación: el efluente rojo de una fábrica textil en Buenos Aires fue la chispa que encendió la idea de buscar alternativas más sanas a los colorantes sintéticos. La clave, descubrieron los fundadores de la startup, reside en bacterias que generan pigmentos de forma natural.
Gonzalo Pulka, con su vasta experiencia en gestión de calidad y procesos de teñido, se unió a Esteban Silva para dar forma a lo que hoy es una startup consolidada. «Lo que para un científico es algo básico, de un bichito, de una bacteria, para alguien textil es una locura cómo un microorganismo puede generar colorantes«, explica Pulka. Este intercambio de conocimientos ha sido fundamental para llevar ideas innovadoras a una industria que él mismo describe como «un poco retrógrada».
El problema de la contaminación textil no es exclusivo de Argentina; afecta a regiones enteras como India, Bangladesh y el resto de Asia. Los tintes sintéticos, derivados del petróleo, requieren grandes cantidades de agua y productos químicos tóxicos, liberando efluentes que dañan ecosistemas y la salud humana. Protiva, al utilizar bacterias, ofrece una alternativa que reduce el impacto ambiental, promoviendo un ciclo de producción más limpio y seguro.
El futuro de los tintes
Protiva lanzó su primer producto comercial: un pigmento marrón ideal para estampado y teñido de algodón, una de las fibras más utilizadas en el mercado. El objetivo a largo plazo es expandir la gama de colores, desarrollando pigmentos negros, azules, amarillos y rojos, que sean mezclables entre sí para replicar la tricromía de la industria actual. «Lo que buscamos es ser una alternativa viable para que la industria textil se descarbonice y se detoxifique», afirma Pulka.
Uno de los mayores desafíos es la comercialización y la aceptación por parte de una industria acostumbrada a costos bajos y procesos establecidos. Aunque los tintes biológicos de Protiva son «50 veces más sostenibles«, según Pulka, su costo inicial es superior al de los sintéticos. Sin embargo, el fundador de la startup es optimista: «Estos procesos son bastante nuevos, revolucionarios, entonces va a llevar también un tiempo, una curva de aprendizaje, para que los costos empiecen a bajar».
La visión de Protiva es convertirse en una alternativa escalable a nivel global, demostrando que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano.