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Cristina Acuña: La química que convirtió un problema de residuos en una solución global

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Tiempo de lectura: 3 minutos Desde la pasión por la ciencia hasta la dirección de una innovadora startup, la científica Cristina Acuña lidera la transformación del plumavit en pinturas sustentables, un hito con patente internacional.

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Cristina Acuña es doctora en química y cofundadora de Idea-Tec, una startup con patente internacional que crea pinturas sustentables a partir de residuos de plumavit.

La historia de Cristina Acuña e Idea-Tec comienza hace 11 años, impulsada por un deseo de «reivindicar la química«. Acuña, junto a su socia Constanza Cifuentes, percibía una desconexión en la percepción pública de su disciplina. «Siempre hemos sentido que se habla mal de la química muchas veces, cuando en realidad todo lo que tenemos a nuestro alrededor depende de avances químicos que se han hecho durante muchísimos años», explica.

Esta motivación las llevó a buscar un problema real que la química pudiera resolver. Lo encontraron en el plumavit (poliestireno expandido), un residuo omnipresente y notoriamente difícil de reciclar.

El camino desde la idea inicial hasta el producto funcional estuvo marcado por la inventiva y la tenacidad. Cristina, con experiencia en investigación y desarrollo aplicado, se dedicó a la búsqueda de soluciones para un residuo «complicado» sin reciclaje tradicional.

Los primeros experimentos se gestaron en un entorno poco convencional. «Estos fueron más o menos un año y medio de investigación, donde además nosotras teníamos nuestros trabajos. Un primer problema era que no teníamos un laboratorio donde investigar. Todos los experimentos los empezamos en nuestra casa, específicamente en la pieza chica de mi departamento», relata Acuña.

Con recursos limitados y basándose en papers científicos, lograron observar cómo el plumavit, al ser un plástico espumado compuesto en más del 95% por aire, se disolvía para formar una resina pegajosa, la «miel» que sería la base de su innovación.

De los fracasos al éxito sustentable

La travesía de Cristina Acuña en Idea-Tec no estuvo exenta de desafíos y pruebas. La transición de la investigación casera a un laboratorio funcional y la comercialización de un producto requirieron una inversión significativa de tiempo, esfuerzo y capital. «El financiamiento es un gran problema«, admite Acuña. Sin embargo, el apoyo de Corfo fue crucial para escalar el proyecto, permitiéndoles arrendar espacios, armar un laboratorio y comprar la maquinaria necesaria.

Los intentos iniciales de desarrollar productos a partir de su resina base fueron un «desastre» divertido y educativo, relata Acuña. Exploraron la creación de pegamentos y barnices, ambos con resultados insatisfactorios. «Funcionó pésimo, no resultó«, confiesa sobre el pegamento. Los barnices, aunque inicialmente prometedores, «se descascaraban». No obstante, cada uno de estos «fracasos» se convirtió en una valiosa herramienta de aprendizaje.

Fue durante el estudio de las normativas técnicas de los barnices, intrínsecamente ligadas a las pinturas, que la idea de crear una pintura sustentable comenzó a tomar forma. Con la asesoría de una colega química, Cristina y Constanza se sumergieron en el mundo de la formulación de pinturas, un «piscinazo» de riesgo que finalmente rindió frutos a fines de 2015. «Logramos hacer pintura, teníamos un producto que funcionaba», recuerda Acuña con satisfacción.

Inspirar a futuras generaciones de científicas

Con patentes ya concedidas en Chile y Estados Unidos para su tecnología base agua, y en espera de otras a nivel internacional, Idea-Tec no solo es un referente en economía circular, sino también un ejemplo de que la ciencia chilena puede competir globalmente.

«En Chile hay muy buenos científicos, hay mucha gente muy, en realidad con muchas capacidades«, enfatiza. Su experiencia le ha enseñado la importancia de no buscar el «producto perfecto» de inmediato, sino de iterar y dialogar constantemente con el mercado.

Como mujer científica liderando una startup exitosa, Cristina Acuña se ha convertido en una poderosa fuente de inspiración. Ella y su socia entienden la representación que encarnan para las nuevas generaciones. «Siendo mujeres y científicas, podíamos ser un ejemplo para que otras niñas que hoy día están mirando, están viendo, o quizás no necesariamente niñas, más grandes, digan, uy, si ellas pueden, ¿por qué yo no?», expresa.

La anécdota de su sobrina de siete años, que le dijo «quiero ser como tú cuando grande«, demuestra el impacto de su trabajo.


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