Descubren volcán submarino de lodo a 86 kilómetros de las costas de Chiloé

Tiempo de lectura: 3 minutos Este hallazgo, situado a 1.800 metros de profundidad, abre nuevas interrogantes sobre la tectónica activa chilena y la liberación de gases, pero ¿representa un peligro real para la zona?
Investigadores de la carrera de Geología de la Universidad Andrés Bello (UNAB) fueron parte de un equipo internacional que logró mapear y caracterizar una estructura submarina frente a las costas de Chiloé. El descubrimiento, realizado gracias a tecnología de mapeo oceánico de alta resolución, reveló un «volcán» de aproximadamente 1,5 kilómetros de diámetro y un cráter central de 450 metros de ancho, al que han bautizado como Volcán de Lodo de Cucao.
Este hallazgo no solo redefine nuestra comprensión del margen chileno, sino que también se convierte en un punto de interés para el estudio de procesos geológicos complejos.
El equipo de la UNAB, liderado por el académico Cristian Rodrigo y compuesto por Fernanda Ruiz, Nitza Garrido y Ximena Contardo, de la sede Viña del Mar, fue clave en la identificación y análisis de esta formación. El Volcán de Lodo de Cucao se asienta sobre una zona de intensa actividad tectónica, donde convergen fuerzas compresivas y de desplazamiento lateral de la corteza terrestre.
Su morfología, descrita como calderiforme, con flancos en forma de domo y depresiones periféricas, sugiere una historia geológica dinámica, marcada por múltiples erupciones de lodo y fases de hundimiento o colapso.
Relevancia científica del descubrimiento
La identificación del Volcán de Lodo de Cucao fue posible gracias a la combinación de datos obtenidos de diversas campañas oceanográficas, incluyendo el crucero CIMAR 24 (2018) del Comité Oceanográfico Nacional a bordo del buque «Cabo de Hornos» de la Armada de Chile, así como los cruceros estadounidenses MV1205 (2012) y CEVICHE (2017).
A través de técnicas avanzadas como la batimetría multihaz, perfiles sísmicos y registros acústicos, los científicos lograron detectar la presencia de hidratos de gas y gas libre bajo el fondo marino, además de claras señales de migración activa de fluidos desde el subsuelo. «Este descubrimiento confirma que en el margen chileno existen procesos de liberación de fluidos y gas metano similares a los observados en otras zonas tectónicamente activas del mundo», enfatiza Cristián Rodrigo.
El estudio sugiere que la formación de este tipo de volcanes de lodo está íntimamente ligada a la tectónica activa de la zona y a la desestabilización de hidratos de gas, compuestos que almacenan metano en condiciones extremas de presión y temperatura.
La liberación de este metano podría tener profundas implicaciones para la comprensión del ciclo del carbono en el océano Pacífico y para la evaluación de futuros riesgos geológicos. El Volcán de Lodo de Cucao se posiciona, así, como un laboratorio natural para estudiar la interacción entre la tectónica, la sedimentación y los sistemas de gas en zonas de subducción.
¿Un peligro para Chiloé y las costas chilenas?
A pesar de su nombre, los volcanes de lodo difieren de los volcanes de lava y ceniza. En lugar de erupciones explosivas, estos sistemas liberan lentamente mezclas de agua, gas y sedimentos desde el subsuelo marino. Los especialistas son categóricos: el Volcán de Lodo de Cucao no representa un riesgo directo para la población costera ni para el litoral de Chiloé. Sin embargo, su existencia es una señal geológica que demanda monitoreo continuo.
Una comparación entre los registros de 2012 y 2018 mostró una disminución en la actividad superficial del volcán, lo que podría indicar una fase de reposo. No obstante, el equipo científico advierte que estos sistemas tienen la capacidad de reactivarse ante variaciones en la presión, temperatura o movimientos sísmicos.
«No existe un riesgo inmediato para las comunidades costeras, pero sí es fundamental continuar el monitoreo para comprender su evolución y el papel que cumplen estos procesos en la liberación natural de gases», puntualizó Rodrigo.