Plantas del altiplano: Una esperanza contra el Parkinson y el Alzheimer
Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio de la Universidad de Antofagasta (UA) explora el potencial neuroprotector de la flora altiplánica para combatir enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer.
La Universidad de Antofagasta (UA) inició una investigación que mira hacia la biodiversidad del altiplano chileno. Liderado por la bioquímica del Laboratorio de Química Biológica de la UA, Rafaella Zárate Canales, este estudio busca identificar y validar compuestos presentes en plantas nativas del Desierto de Atacama con propiedades neuroprotectoras, abriendo nuevas vías para la prevención y el retraso de padecimientos como el Parkinson y el Alzheimer.
El proyecto, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), no solo representa un avance científico para la UA al ser su primer estudio en explorar la flora local con estos fines; también busca generar conocimiento botánico con relevancia terapéutica.
«Este proyecto responde a un desafío global y local como es el envejecimiento de la población y las enfermedades neurodegenerativas asociadas con esta etapa de la vida», comenta la Zárate.
La promesa de la botánica andina
Zárate destaca que la investigación también busca valorizar el patrimonio vegetal del altiplano, cuyas plantas han sido utilizadas por comunidades andinas durante siglos por sus propiedades medicinales. «Esta es una oportunidad para avanzar en la validación científica de sus propiedades y explorar otros usos terapéuticos para otras patologías, siempre de manera respetuosa y cuidando la biodiversidad», enfatiza la bioquímica.
El objetivo central del proyecto es establecer una línea de investigación interdisciplinaria dedicada a comprender los mecanismos de la pérdida de función neuronal y desarrollar estrategias para evitar o retrasar la aparición de estas enfermedades.
Para evaluar el potencial neuroprotector de los compuestos vegetales, el estudio utiliza como modelo al insecto Drosophila melanogaster, comúnmente conocida como mosca del vinagre. A pesar de su pequeño cerebro, esta especie es ideal para estas investigaciones debido a sus circuitos neuronales bien definidos y ampliamente estudiados.
La investigadora explica que «estas moscas comparten más del 70% de los genes asociados a enfermedades humanas y pueden padecer características de enfermedades relacionadas con la pérdida de neuronas, como problemas de memoria, de sueño o alteraciones motoras», lo que las convierte en un modelo eficaz y de bajo costo para las fases iniciales de validación.
Del altiplano al laboratorio
El proceso de extracción vegetal es liderado por el investigador del Instituto Antofagasta y académico del Departamento de Química, Adrián Paredes Poblete. Las plantas recolectadas en el Desierto de Atacama son sometidas a un riguroso proceso para obtener extractos que luego serán incorporados al alimento de las moscas.
«Hacemos la extracción, que viene siendo el símil cuando uno prepara un té. Esto nos permite caracterizar los compuestos y purificarlos para su uso en los sujetos de pruebas de enfermedades neurodegenerativas», explica Paredes.
Esta investigación tiene un impacto en la formación de futuros profesionales de la UA, potenciando la enseñanza práctica en genética, biología celular y neurobiología. Se busca integrar experiencias reales de investigación y generar transferencia de conocimiento con impacto territorial. Asimismo, el proyecto contempla una vinculación con la comunidad, realizando actividades de difusión en establecimientos educacionales y estableciendo un diálogo con las comunidades del altiplano, guardianas de un profundo saber ancestral sobre la medicina botánica de la región.