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Prótesis ocular permite leer a pacientes con ceguera irreversible

Prótesis ocular permite leer a pacientes con ceguera irreversible
Izquierda: Simulación de la visión de un paciente con degeneración macular. Derecha: Simulación de la visión de un paciente mejorada con la prótesis ocular PRIMA. Créditos: U. Stanford.

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Tiempo de lectura: 2 minutos Una prótesis ocular, desarrollada por un equipo científico internacional, logró restaurar la capacidad de lectura en personas afectadas por la atrofia geográfica, la fase final de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

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La ceguera irreversible, particularmente la causada por la atrofia geográfica –una etapa avanzada de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE)–, afecta a aproximadamente 5 millones de personas en el mundo y, hasta ahora, carecía de tratamiento. Sin embargo, décadas de investigación han culminado en el desarrollo de una prótesis ocular llamada Prima.

Un ensayo clínico con 38 pacientes, cuyos resultados se publican en la revista New England Journal of Medicine, revela que el 84% de los participantes recuperaron la capacidad de leer letras, números y palabras.

El dispositivo, fruto del trabajo de científicos europeos y estadounidenses, se compone de dos elementos: un microchip fotovoltaico inalámbrico y unas gafas de realidad aumentada. El microchip, de apenas 2×2 milímetros, se implanta quirúrgicamente bajo el centro de la retina, sustituyendo la función de los fotorreceptores dañados por la enfermedad. A diferencia de prótesis anteriores, Prima es fotovoltaica, lo que significa que no requiere alimentación externa ni cables, operando únicamente con la luz.

Las gafas de realidad aumentada capturan imágenes del exterior con una pequeña cámara, las que son proyectadas en tiempo real, mediante luz infrarroja, hacia el microchip implantado. Este proceso permite al chip generar estímulos eléctricos que el cerebro interpreta como visión. Una de las características de Prima es su capacidad para trabajar en conjunto con la visión periférica natural del paciente, creando una experiencia visual integrada.

Daniel Palanker, investigador de oftalmología en la Universidad de Stanford y uno de los autores del estudio, enfatiza la importancia de esta fusión: «El hecho de que una persona vea simultáneamente con la visión protésica y la periférica es importante porque pueden fusionarlas y aprovechar al máximo la visión».

Los resultados del ensayo clínico

La recuperación visual con Prima no es instantánea; requiere un período de adaptación y entrenamiento, similar a lo que ocurre con los implantes auditivos. Los pacientes comenzaron a usar las gafas entre cuatro y cinco semanas después de la cirugía, y la agudeza visual mejoró progresivamente a lo largo de meses.

De los 32 pacientes que completaron el ensayo de un año, 27 lograron leer y 26 experimentaron una mejora «muy significativa» en la agudeza visual, definida como la capacidad de leer al menos dos líneas adicionales en una tabla optométrica estándar. Muchos participantes han integrado la prótesis en su vida diaria, utilizándola para leer libros, etiquetas de alimentos y señales de transporte público.

Las gafas, además, ofrecen ajustes de contraste, brillo y un zoom de hasta 12x, adaptándose a las necesidades individuales de cada usuario. Aunque se reportaron algunos efectos secundarios transitorios, como hipertensión ocular o desgarros retinianos, estos se resolvieron sin comprometer la vida de los pacientes.

El camino hacia una visión completa y a color aún continúa. Actualmente, Prima ofrece visión en blanco y negro, pero los investigadores ya trabajan en software para distinguir tonos grises, esencial para el reconocimiento facial. También se exploran chips de mayor resolución y diseños de gafas más estéticos.


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