Investigadores identifican proteína que «alimenta» al cáncer de pulmón
Tiempo de lectura: 2 minutos La proteína placofilina-1 (PKP1) secuestra el metabolismo celular para alimentar el crecimiento descontrolado de tumores, ofreciendo una esperanza para frenar uno de los cánceres más letales.
Un estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Granada en España, identificó una proteína que funciona como un combustible en el crecimiento de los tumores cancerígenos. Se trata de la proteína placofilina-1, que en humanos está codificada por el gen PKP1.
Con este hallazgo, se estima que se pueda dar con una nueva diana terapéutica para el cáncer del pulmón. Esta enfermedad continúa siendo uno de los mayores desafíos para la oncología mundial por su alta incidencia y elevada tasa de letalidad.
El trabajo, coordinado por el catedrático Pedro P. Medina Vico y desarrollado por especialistas del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO) y del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA), se centra en el carcinoma escamoso de pulmón. Los científicos lograron descifrar cómo estos tumores secuestran el metabolismo celular para obtener la energía necesaria para su rápida proliferación.
Cómo la proteína PKP1 acelera el cáncer
Para que un tumor crezca descontroladamente, necesita mucha energía. Las células cancerígenas son consumidoras de glucosa, y el estudio reveló que la proteína PKP1 actúa como responsable de mantener abierta esa vía de alimentación. Es decir, la PKP1 actúa como un interruptor que mantiene encendida la maquinaria de consumo de azúcar.
Según los resultados, la PKP1 no actúa sola, sino que tiene la función de estabilizar a otra proteína esencial llamada PFKP. Esta segunda proteína es la encargada de regular la entrada de glucosa en la ruta metabólica de la célula.
Al estar presente en altos niveles, la PKP1 permite que las células tumorales procesen glucosa a una velocidad mucho mayor que las células sanas, otorgándoles la energía extra que necesitan para dividirse y crecer agresivamente. Según la hipótesis validada por el equipo de Medina Vico, si se elimina o bloquea la PKP1, se desestabiliza la PFKP, lo que reduce la capacidad energética del tumor y, en consecuencia, frena su crecimiento.
«Este hallazgo nos permite pensar en terapias que no solo frenen el crecimiento del tumor, sino que apaguen la maquinaria que lo impulsa. Si conseguimos bloquear PKP1 usando nuevas generaciones de fármacos, podríamos dañar las células tumorales cortándoles la fuente de energía que necesitan para crecer», explicó el catedrático Pedro P. Medina Vico.