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Nombran nuevo fósil de pez en honor a la única paleontóloga Ngäbe del mundo

Nombran nuevo fósil de pez en honor a la única paleontóloga Ngäbe del mundo
Brígida de Gracia, la única paleontóloga marina Ngäbe del mundo.

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos El hallazgo fue posible tras estudiar más de 6 mil estructuras calcáreas del oído interno de los peces, donde se reconoció una diversidad de 31 especies.

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Un equipo internacional de investigadores descubrió cuatro nuevas especies de peces que habitaron el antiguo mar Caribe hace aproximadamente siete millones de años. El hallazgo, liderado por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) rinde además homenaje a Brígida de Gracia, reconocida como la única paleontóloga marina de la etnia Ngäbe, también conocida como Guaymí.

Publicado recientemente en la revista científica PeerJ, el estudio se basa en el análisis de miles de otolitos —estructuras calcáreas del oído interno de los peces— encontrados en la Formación Chagres, en la costa caribeña de Panamá.

Puente entre el pasado y la ciencia

El Hoplostethus boyae es descrito por los científicos como un «reloj anaranjado extinto», un pequeño pez de aguas profundas perteneciente a la familia Trachichthyidae. Este organismo prosperó en las ricas aguas costeras del Caribe durante el Mioceno tardío. Sin embargo, lo que hace especial a este fósil es la historia detrás de su nombre.

«Elegimos el nombre ‘Hoplostethus boyae’ porque Boya es el nombre tradicional de Brígida en Ngäbere, el idioma de los Ngäbe», explicó el paleobiólogo marino del STRI y coautor del estudio, Aaron O’Dea.

Según el investigador, la etimología busca reconocer cómo el pueblo Ngäbe y sus antepasados han habitado el istmo durante milenios, desarrollando un conocimiento ecológico tradicional íntimamente ligado a los ciclos marinos. «Es crear un puente entre el entonces y el ahora«, afirmó O’Dea.

Además del homenaje a De Gracia, el equipo de investigación, dirigido por el paleontólogo Chien-Hsiang Lin de la Academia Sinica de Taiwán, identificó otras tres especies nuevas: Chiloconger aflorens, Dasyscopelus inopinatus y Malakichthys schwarzhansi.

Las «cajas negras» de un Caribe irreconocible

Para llegar a estas conclusiones, los científicos no contaron con esqueletos completos, sino con piezas mucho más pequeñas y resistentes: los otolitos. Estas estructuras óseas, ubicadas en los oídos de los peces, son fundamentales para el equilibrio y la audición. Al estar formados por minerales, se conservan excepcionalmente bien a través del tiempo, convirtiéndose en una herramienta clave para la paleontología moderna.

«Encontramos un conjunto de otolitos fósiles bastante extraordinario cerca de Piña, en la provincia de Colón», señaló O’Dea. En total, se recolectaron y analizaron más de 6.200 otolitos, lo que permitió identificar una asombrosa diversidad de 31 especies pertenecientes a 12 familias distintas.

Este registro fósil dibuja un paisaje marino muy diferente al actual. Hace siete millones de años, las aguas del Caribe panameño no eran los mares tranquilos y cristalinos de hoy, sino un ecosistema dinámico impulsado por fuertes afloramientos de nutrientes desde las profundidades.

El Instituto Smithsonian detalla que estas aguas sustentaban una cadena alimenticia impresionante, dominada por grandes depredadores. Entre la fauna que convivía con estas nuevas especies de peces se encontraban ballenas, peces espada, el Ishtminia panamensis (un antiguo pariente de los delfines de río) y el temido Megalodón, el tiburón más grande que ha existido.

«Estos fósiles pintan una imagen vívida de un antiguo Mar Caribe que habría sido irreconocible para nosotros hoy», concluyó O’Dea.


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