Astrónomos captan los 57 «rostros» de la estrella moribunda W Hydrae
Tiempo de lectura: 2 minutos El equipo liderado por el investigador Keiichi Ohnaka logró imágenes sin precedentes de la atmósfera de una gigante roja, revelando cómo el gas se transforma en polvo cósmico casi en tiempo real.
La muerte de una estrella no es un evento estático, sino un proceso dinámico, turbulento y químicamente fascinante. Así lo demostró un equipo internacional de científicos encabezado por Keiichi Ohnaka, investigador del Instituto de Astrofísica de la Universidad Andrés Bello (UNAB), quienes mediante el radiotelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) lograron capturar el mapa más detallado hasta la fecha de W Hydrae, una estrella gigante roja ubicada a 320 años luz de la Tierra.
Gracias a la potencia del observatorio ubicado en el llano de Chajnantor, en el norte de Chile, los astrónomos obtuvieron imágenes de 57 moléculas distintas, lo que permitió reconstruir 57 «rostros» diferentes de la estrella.
Un laboratorio estelar en el desierto de Atacama
Como gigante roja, la estrella W Hydrae se encuentra en la fase AGB (Rama Asintótica de las Gigantes), caracterizada por pulsaciones intensas y una pérdida masiva de material hacia el espacio. La resolución de ALMA permitió observar que la atmósfera de esta estrella es tan extensa que, si estuviera en el Sistema Solar, envolvería a todos los planetas interiores, desde Mercurio hasta Marte.
«Cada molécula muestra un rostro distinto de W Hydrae, lo que revela un ambiente sorprendentemente dinámico y complejo«, explica Ohnaka. Los datos revelaron una atmósfera «viva» donde el gas no solo escapa a velocidades de 36.000 km/h, sino que también cae de vuelta hacia la estrella a unos 47.000 km/h, creando flujos de material en constante choque.
Del gas al polvo cósmico: La química en tiempo real
Uno de los hitos más destacados de esta investigación es la observación de la transición del gas al polvo sólido. Para lograrlo, el equipo comparó los datos de ALMA con imágenes del instrumento SPHERE del Very Large Telescope (VLT), obtenidas con solo nueve días de diferencia. Esta sincronía permitió conectar los movimientos del gas con la formación de partículas sólidas casi en tiempo real.
El equipo detectó que moléculas como el monóxido de silicio (SiO), el vapor de agua (H₂O) y el monóxido de aluminio (AlO) se concentran precisamente donde el polvo comienza a condensarse. Otras sustancias, como el dióxido de azufre (SO₂) y el óxido de titanio (TiO), sugieren procesos químicos impulsados por los choques atmosféricos.
«Con ALMA ahora podemos observar directamente las regiones donde la materia comienza a escapar. W Hydrae nos ofrece una oportunidad única para probar y refinar nuestros modelos con datos reales», señala el coautor del estudio, Ka Tat Wong.