¿Cantidad o calidad? Las grandes colonias de hormigas prefieren obreras «baratas»
Tiempo de lectura: 2 minutos La investigación demuestra que, en las sociedades de insectos más complejas, la evolución ha priorizado la producción masiva de individuos con exoesqueletos más frágiles pero «económicos», permitiéndoles colonizar nuevos hábitats.
En el ámbito de la biología evolutiva, la disyuntiva entre invertir en individuos altamente resistentes o en una población numerosa es una constante. Para las hormigas, la respuesta parece ser clara: la cantidad supera a la calidad. Según un reciente estudio publicado en revista Science, las colonias de mayor tamaño optan por fabricar una fuerza de trabajo masiva compuesta por obreras con cutículas (exoesqueletos) más delgadas y menos costosas de producir.
Este hallazgo no solo explica el dominio de estos insectos en casi todos los ecosistemas terrestres, sino que también arroja luz sobre cómo cambian los individuos cuando las sociedades se vuelven más complejas, un fenómeno que encuentra ecos incluso en la evolución de organismos multicelulares y estructuras sociales humanas.
Menos nitrógeno, más individuos
Para comprender esta estrategia, el equipo liderado por Evan Economo, de la Universidad de Maryland, y Arthur Matte, de la Universidad de Cambridge, utilizó tecnología de vanguardia. Los investigadores realizaron tomografías de rayos X en 3D a 880 especímenes de 507 especies de hormigas, midiendo con precisión el grosor de su cutícula y su volumen corporal.
La cutícula es la estructura que protege a las hormigas y sostiene sus músculos, pero tiene un «precio» elevado. Su formación requiere nitrógeno y minerales específicos, elementos que suelen ser escasos en la naturaleza. El estudio reveló que las hormigas pertenecientes a colonias masivas no son necesariamente más pequeñas, sino que poseen protecciones más débiles.
«Las hormigas reducen la inversión por trabajador en uno de los tejidos más caros nutricionalmente para el bien del colectivo», explica Arthur Matte. Al abaratar el costo de producción de cada obrera, la colonia puede mantener un ejército mucho mayor. En este escenario, la fragilidad individual se compensa con el poder del grupo: al ser más numerosas, es más sencillo defender el nido, buscar alimento y distribuir las tareas complejas.
Diversificación y conquista de nuevos hábitats
Por otro lado, los datos mostraron que una menor inversión en la cutícula está asociada con tasas de diversificación más altas, es decir, con una mayor capacidad para generar nuevas especies a lo largo del tiempo.
Los científicos postulan que requerir menos nitrógeno para construir una fuerza laboral hace que las hormigas sean metabólicamente más versátiles. Esta eficiencia les permitiría ocupar hábitats donde los nutrientes son limitados, entornos que serían inaccesibles para especies que requieren una alta inversión nutricional por cada individuo.
«Es un patrón que hace eco de la evolución de la multicelularidad», afirma Economo. Al igual que las células de un organismo complejo pueden simplificarse porque dependen del colectivo, las hormigas han transitado desde la inversión en el «yo» hacia una fuerza de trabajo distribuida.