Estudio sugiere que las hormonas femeninas pueden reducir el dolor

Tiempo de lectura: 2 minutos Los análisis, aplicados a ratones hembra, concluyeron que las hormonas femeninas reducen ciertos tipos de sensibilidad al dolor. El hallazgo podría ser clave para futuros tratamientos.
Una reciente investigación publicada en la revista Science reveló que las hormonas femeninas activan células inmunes para producir opioides y controlar el dolor. Al igual que el estrógeno y la progesterona, las hormonas femeninas instruyen a ciertas células del sistema inmunitario para que produzcan naturalmente este inhibidor del dolor, aliviando su percepción.
El sistema inmunitario es conocido principalmente por su rol en la defensa del organismo contra patógenos invasores. Sin embargo, sus funciones son mucho más complejas y diversificadas de lo que se pensaba.
Tras estudiar a ratones hembra, los investigadores de la Universidad de California (EE.UU) notaron una función completamente nueva para las células T-reguladoras (T-reg), un tipo de linfocito clave para mantener el equilibrio del sistema inmune.
Contrario a su rol tradicional de suprimir respuestas inmunitarias y reducir la inflamación, estas células T-reg, bajo la influencia de hormonas femeninas, pueden actuar directamente sobre el sistema nervioso para controlar la percepción del dolor (nocicepción). El descubrimiento constituye una nueva ventana para entender las diferencias biológicas en la percepción del dolor.
«Por lo tanto, nuestros hallazgos revelaron un circuito inmunológico sexualmente dismórfico que restringe la nocicepción, estableciendo a las células T-reg como centinelas de la homeostasis del dolor», señaló la publicación.
Productoras del analgésico natural
El equipo centró su atención en las células T-reg localizadas en las meninges, membranas protectoras que envuelven el cerebro y la médula espinal. Generalmente, se creía que estas células inmunes en las meninges tenían funciones limitadas a la protección y limpieza del sistema nervioso central. Sin embargo, el estudio reveló que actúan como intermediarias en una comunicación crucial entre el sistema inmunitario y las neuronas sensoriales.
El mecanismo descubierto es sorprendente: las hormonas sexuales femeninas, específicamente el estrógeno y la progesterona, estimulan a estas células T-reg cercanas a la médula espinal para que produzcan encefalina, un tipo de péptido opioide endógeno, es decir, un analgésico natural producido por el propio cuerpo que inhibe las señales de dolor que viajan al cerebro.
Para confirmar este hallazgo, los científicos eliminaron selectivamente estas T-reg en ratones de ambos sexos. Las hembras sin estas células mostraron una sensibilidad al dolor significativamente mayor, mientras que los machos no experimentaron cambios notables.
«El hecho de que exista una influencia dependiente del sexo en estas células -impulsada por el estrógeno y la progesterona- y que no esté relacionada en absoluto con ninguna función inmunitaria es muy inusual«, comentó una de las autoras del estudio, Elora Midavaine.
Posibilidades en tratamientos clínicos
Las ramificaciones de este descubrimiento son enormes, especialmente en el campo del manejo del dolor crónico, una condición que afecta desproporcionadamente a las mujeres, sobre todo después de la menopausia, cuando los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen drásticamente.
Las evidencias podrían explicar, en parte, por qué algunas mujeres posmenopáusicas experimentan un aumento en la incidencia o severidad del dolor crónico.
Además, esta vía dependiente del sexo podría ser la clave para entender por qué ciertos analgésicos muestran diferente eficacia entre hombres y mujeres. A corto plazo, este conocimiento podría optimizar los tratamientos para el dolor, seleccionando fármacos mejor alineados con la biología específica del paciente según su sexo y estado hormonal.