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Brecha de género en matemáticas: surge en primero básico y se cuadruplica en solo un año

Brecha de género en matemáticas: surge en primero básico y se cuadruplica en solo un año

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Tiempo de lectura: 2 minutos Una investigación a gran escala revela que la brecha de género en el rendimiento en matemáticas no es innata, sino que aparece a los pocos meses de que los niños y niñas inician la educación primaria.

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Un masivo estudio realizado en Francia entre 2018 y 2022 ha arrojado luz sobre uno de los debates más persistentes en educación: el origen de la brecha de género en matemáticas. Contrario a la creencia popular de que existen diferencias biológicas, la investigación demuestra que al ingresar al primer año de educación básica, tanto niños como niñas presentan un rendimiento promedio prácticamente idéntico.

Sin embargo, el panorama cambia drásticamente en un corto periodo. Tras analizar los datos de 2,6 millones de alumnos de entre cinco y siete años, los científicos identificaron que después de solo cuatro meses de clases aparece una «pequeña pero ya altamente significativa» brecha en las calificaciones, con una ventaja para los niños.

Lo más alarmante es la velocidad con la que esta diferencia se consolida. Según los resultados, el efecto de esta brecha inicial se cuadruplica para cuando los estudiantes comienzan el segundo año básico. Este patrón se mantuvo constante en toda Francia, con variaciones mínimas según el estatus socioeconómico de las familias, el tipo de escuela (pública o privada) o la prueba de matemáticas utilizada.

¿Por qué se produce la diferencia?

Aunque se trata de un estudio observacional, lo que limita la capacidad de establecer una causalidad directa, los autores sostienen que los hallazgos son consistentes con una explicación sociocultural. La hipótesis principal es que las disparidades de género en matemáticas reflejan la interiorización temprana del estereotipo de que «a las niñas se les dan mal las matemáticas».

Este prejuicio no solo afecta a las estudiantes, sino que también moldea la percepción de los adultos. Las creencias y estereotipos de padres y, fundamentalmente, de los profesores, pueden interferir en la evaluación objetiva del rendimiento. El estudio sugiere que los docentes tienden a asumir que los niños poseen un «talento innato» para los números, mientras que el progreso de las niñas se atribuye únicamente a la «diligencia y el esfuerzo».

Esta suposición, a menudo inconsciente, puede tener un efecto devastador en la autoconfianza de las niñas. Al no ser vistas como naturalmente talentosas, su seguridad en sus propias capacidades matemáticas disminuye, creando un círculo vicioso que impacta su desempeño a largo plazo, tanto en la educación primaria como en la secundaria.

Ansiedad matemática: una consecuencia directa en las aulas

Una de las consecuencias más tangibles de esta dinámica es la «ansiedad matemática«, un fenómeno que afecta en mayor medida a las niñas. La investigación destaca que esta ansiedad se vuelve perceptible ya en segundo básico a nivel mundial, especialmente en situaciones que involucran pruebas cronometradas o competitivas.

La presión de tener que demostrar constantemente su valía a través del esfuerzo, sumada a la falta de confianza, genera un estrés que interfiere con su capacidad para resolver problemas. Si bien los autores reconocen que se necesita más investigación para detallar los mecanismos exactos, sus hallazgos representan una advertencia clara.

Estos resultados, aunque basados en el sistema educativo francés, abren un importante debate sobre las prácticas pedagógicas y los sesgos culturales presentes en las aulas de todo el mundo, incluido Chile. La evidencia sugiere que para cerrar la brecha de género en matemáticas, el foco debe estar en deconstruir estereotipos desde el primer día de clases, fomentando un ambiente donde el talento y el potencial de cada estudiante sean reconocidos por igual, sin distinción de género.


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