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Poderoso telescopio en Chile logra imagen inédita: un planeta bebé naciendo a 440 años luz

Poderoso telescopio en Chile logra imagen inédita: un planeta bebé naciendo a 440 años luz
Un candidato a planeta alrededor de la estrella HD 135344B. Créditos: ESO

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Tiempo de lectura: 2 minutos Utilizando un nuevo y potente instrumento en el Very Large Telescope (VLT) en el Desierto de Atacama, un equipo de astrónomos ha logrado por primera vez captar la imagen directa de un planeta en formación, incrustado en el disco de gas y polvo que le rodea.

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Observar el nacimiento de un planeta ha sido durante mucho tiempo uno de los mayores anhelos de la astronomía. Aunque no podemos viajar en el tiempo para ver cómo se formó la Tierra, la tecnología actual permite mirar hacia estrellas jóvenes y presenciar procesos similares en tiempo real. Esto es precisamente lo que ha conseguido un equipo de científicos utilizando el nuevo instrumento ERIS, instalado en el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile.
Los astrónomos apuntaron el telescopio hacia la estrella HD 135344B, ubicada a 440 años luz de distancia. Alrededor de esta joven estrella existe un disco de material cósmico conocido como «disco protoplanetario», el lugar de nacimiento de futuros mundos. Las observaciones previas ya habían revelado la existencia de brazos espirales en este disco, pero el «escultor» que los moldeaba permanecía oculto. Ahora, gracias a la nitidez de ERIS, el misterio ha sido resuelto.

El escultor planetario atrapado in fraganti

Las teorías astronómicas predecían que estas estructuras espirales eran talladas por planetas bebés que, al orbitar su estrella, barren el gas y el polvo a su paso. Sin embargo, nunca se había atrapado a uno de estos escultores planetarios en el acto. «Lo que hace que esta detección sea potencialmente un punto de inflexión es que, a diferencia de muchas observaciones anteriores, podemos detectar directamente la señal del protoplaneta«, explica Francesco Maio, investigador de la Universidad de Florencia y autor principal del estudio publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.
El equipo detectó un candidato a planeta justo en la base de uno de los brazos espirales, exactamente donde la teoría indicaba que debía estar. Se estima que este mundo en ciernes tiene el doble del tamaño de Júpiter y orbita su estrella a una distancia similar a la de Neptuno al Sol. «Esto nos da un nivel mucho más alto de confianza en la existencia del planeta, ya que estamos observando la propia luz del planeta», añade Maio.

Un nuevo hallazgo con sello chileno

El poder del instrumento ERIS no se detuvo ahí. Otro equipo de astrónomos utilizó la misma tecnología para observar una estrella aún más joven, V960 Mon. Estas observaciones, lideradas por Anuroop Dasgupta, investigador doctoral en ESO y en la Universidad Diego Portales en Chile, dieron seguimiento a un intrigante hallazgo previo: el material que orbita V960 Mon se está fragmentando en un proceso conocido como «inestabilidad gravitatoria».
Este fenómeno ocurre cuando grandes cúmulos de material en el disco colapsan por su propia gravedad, creando el potencial para formar planetas masivos o incluso «enanas marrones», objetos que no llegan a ser estrellas. «Con ERIS, nos propusimos encontrar cualquier fragmento compacto y luminoso que indicara la presencia de un compañero en el disco, y lo hicimos», declara Dasgupta. El equipo encontró un posible objeto compañero muy cerca de uno de los brazos espirales, lo que podría ser la primera detección clara de un objeto formándose mediante este violento mecanismo.
Ambos descubrimientos, realizados desde los cielos chilenos, marcan un antes y un después en el estudio de la formación de planetas. No solo confirman las teorías, sino que abren una nueva ventana para observar directamente el nacimiento de mundos lejanos.

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