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Científicos chilenos crean innovadora crema cosmética a partir de bacterias antárticas

Científicos chilenos crean innovadora crema cosmética a partir de bacterias antárticas
Créditos: UFRO.

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos Investigadores de la Universidad de La Frontera (UFRO) han desarrollado una crema cosmética sustentable, utilizando un biosurfactante producido por una bacteria del continente helado.

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Un equipo de científicos del Centro de Biotecnología y Modelamiento de Sistemas Ambientales (CIBAMA) de la Universidad de la Frontera (UFRO), liderado por la Dra. Olga Rubilar y el Dr. Claudio Lamilla Mardones, han logrado un avance significativo en el campo de la cosmética sostenible. A partir de una bacteria del género Streptomyces, aislados de suelos cercanos a las raíces de plantas en la Antártica, han formulado una crema que utiliza un emulsionante natural derivado de aceite reutilizado.

La cepa en cuestión, identificada como Streptomyces luridus, posee la particularidad de prosperar en condiciones extremas y producir biosurfactantes. Estas moléculas son de origen biológico y tienen la capacidad de estabilizar mezclas de sustancias que normalmente no se combinan, como el agua y el aceite. «Mientras otras cepas requieren temperaturas superiores a 30 °C para producir biosurfactantes, esto funciona en frío, lo que reduce significativamente los costos de calefacción industrial», destaca el Dr. Lamilla.

Innovación sustentable con impacto global

Los biosurfactantes producidos por la Streptomyces luridus no solo son eficaces, sino también no tóxicos, estables a altas temperaturas y biodegradables. Esto los convierte en una alternativa mucho menos agresiva para la piel y el medio ambiente en comparación con los emulsionantes químicos que predominan en la industria cosmética actual. El prototipo de crema ha demostrado una alta estabilidad, una textura suave y una vida útil comparable a la de los productos comerciales. Lamilla señala que conservan muestras desde hace más de un año sin que presenten separación de fases ni malos olores, lo que avala la viabilidad del producto.

Las aplicaciones de esta tecnología no se limitan a la cosmética. Sus propiedades emulsionantes, humectantes y detergentes abren un abanico de posibilidades en sectores como la alimentación, la farmacología y la remediación ambiental. Por ejemplo, podría utilizarse en la limpieza de derrames de petróleo o como aditivo en la industria alimentaria. «Si emulsiona aceites en la piel, ¿por qué no hacerlo podría en el tracto digestivo? Un científico nos comentó que podría tener hasta efectos adelgazantes«, comenta el investigador sobre el potencial aún inexplorado del compuesto.

Desde La Araucanía para el mundo

Este desarrollo biotecnológico, surgido de una tesis doctoral en la UFRO, está listo para dar el salto al mercado. La universidad ya está en conversaciones para licenciar y transferir la tecnología, y la empresa biotecnológica chilena N-active ha mostrado interés en escalar la producción.

Ante la falta de infraestructura para la fermentación a gran escala, la UFRO busca establecer alianzas público-privadas que permitan escalar la producción del biosurfactante. «Queremos transferir este conocimiento con respaldo institucional. Lo que se ha hecho aquí es ciencia de frontera con impacto concreto», enfatiza Lamilla. El equipo de investigación ahora se enfoca en desarrollar nuevos prototipos con funciones específicas, como protección solar, propiedades antioxidantes o despigmentantes, con la meta de patentar el compuesto y consolidar un robusto paquete de transferencia tecnológica.

«Podemos competir con grandes marcas desde Temuco, con ciencia aplicada, sustentable y de frontera», afirma Lamilla. 


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