Estudio revela que la papa nació de un cruce entre un ancestro del tomate y una planta chilena

Tiempo de lectura: 2 minutos Según una investigación, la papa moderna nació de un cruce natural entre un ancestro del tomate y una planta silvestre similar a la papa, pero sin tubérculos, hace unos 9 millones de años en la región andina de Sudamérica.
Un reciente estudio publicado en la revista Cell sugiere que hace 9 millones de años, el cruce natural entre el ancestro de un tomate y una especie chilena dio vida a la papa moderna, ingrediente clave en la gastronomía mundial.
El estudio se basó en el análisis de 450 genomas de papas cultivadas y 56 de especies silvestres, representando la colección de datos genómicos de papas silvestres más completa analizada hasta la fecha. Los resultados demostraron que todas las especies de papa contienen una mezcla genética estable de plantas ancestrales de tomate y de un grupo de especies chilenas conocidas como Etuberosum, que se asemejan a la planta de la papa pero no producen tubérculos.
Este evento de hibridación no solo dio origen a la papa, sino que también desencadenó la formación del tubérculo, esa estructura subterránea que almacena nutrientes y que ha convertido a este alimento en uno de los más importantes.
«Nuestros hallazgos muestran cómo un evento de hibridación entre especies puede desencadenar la evolución de nuevos rasgos», afirmó uno de los líderes de la investigación, Sanwen Huang. «Por fin hemos resuelto el misterio del origen de la patata».
Un cruce que cambió la alimentación
A pesar de que las plantas de papa modernas son visualmente casi idénticas a las especies de Etuberosum, los análisis filogenéticos previos ya sugerían una relación más estrecha con los tomates, lo que generaba una contradicción. La nueva investigación zanja esta controversia al confirmar el origen híbrido de la papa.
Hace aproximadamente 14 millones de años, los tomates y las Etuberosum compartieron un ancestro común. Tras divergir como especies distintas durante unos 5 millones de años, lograron cruzarse de forma natural. Este cruce, ocurrido hace unos 9 millones de años, dio lugar a las primeras plantas de papa con la capacidad de formar tubérculos.
La formación de esta estructura subterránea le otorgó a la papa una ventaja evolutiva fundamental, permitiéndole almacenar nutrientes y agua para sobrevivir en los ambientes a menudo hostiles y de gran altitud de los Andes. Esta adaptación impulsó una rápida diversificación y la aparición de la gran variedad de papas que conocemos y consumimos hoy en día.
Los genes clave de la tuberización
El equipo de investigación también logró identificar los genes específicos que, al combinarse, permitieron la formación del tubérculo, una característica que ninguna de las plantas progenitoras poseía por sí sola. Descubrieron que el gen SP6A, que actúa como un interruptor maestro para iniciar la producción de tubérculos, fue heredado del ancestro del tomate.
Por otro lado, el gen IT1, crucial para controlar el crecimiento de los tallos subterráneos que se convierten en tubérculos, provino del lado de la Etuberosum. La combinación de ambos genes fue esencial; sin alguna de estas dos piezas genéticas, la descendencia híbrida no habría podido desarrollar tubérculos.