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Telescopio James Webb descubre una nueva luna en Urano

Telescopio James Webb descubre una nueva luna en Urano

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Tiempo de lectura: 2 minutos Designada provisionalmente como S/2025 U1, esta luna destaca por su diminuto tamaño de apenas 10 kilómetros de diámetro, lo que explica por qué pasó desapercibida para la sonda Voyager 2 hace casi cuatro décadas.

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El telescopio espacial James Webb ha realizado un hallazgo histórico al identificar una nueva luna orbitando Urano, elevando a 29 el número total de sus satélites. Con solo 10 kilómetros de diámetro, es probable que su diminuto tamaño y su órbita la hicieran invisible para los instrumentos de la época.
«Es una luna pequeña, pero un descubrimiento significativo, algo que ni siquiera la nave espacial Voyager 2 de la NASA vio durante su sobrevuelo hace casi 40 años», destacó Maryame El Moutamid, astrónoma del Instituto de Investigación del Suroeste en Estados Unidos y líder del descubrimiento.
La nueva luna, denominada temporalmente S/2025 U1, se encuentra a unos 56.000 kilómetros del centro de Urano. Su órbita es casi perfectamente circular, lo que sugiere a los científicos que pudo haberse formado muy cerca de su ubicación actual, en lugar de haber sido capturada por la gravedad del planeta. Ahora, su nombre oficial deberá ser ratificado por la Unión Astronómica Internacional (IAU), la autoridad encargada de nombrar los objetos celestes.
Este satélite se convierte en el decimocuarto y más pequeño del complejo sistema de lunas internas de Urano, que orbitan más cerca del planeta que sus lunas más grandes y conocidas, como Miranda, Ariel, Titania u Oberón. Estos nombres, tradicionalmente, provienen de personajes de las obras de William Shakespeare y Alexander Pope.

Una nueva pieza en el caótico sistema de Urano

El hallazgo de S/2025 U1 no solo añade un miembro más a la familia de Urano, sino que también ofrece nuevas pistas sobre la formación y la dinámica de su sistema. Urano es único en el sistema solar por la cantidad de lunas internas pequeñas que posee. Según Matthew Tiscareno, del Instituto Seti, las complejas interacciones entre estas lunas y los anillos del planeta «apuntan a una historia caótica que difumina la frontera entre un sistema de anillos y un sistema de lunas».
Este descubrimiento demuestra cómo la astronomía moderna sigue construyendo sobre el legado de misiones pioneras. La sonda Voyager 2 sobrevoló Urano el 24 de enero de 1986, ofreciendo a la humanidad la primera y única visión cercana de este misterioso gigante helado. Casi cuatro décadas después, la tecnología del telescopio James Webb está revelando detalles que antes eran inalcanzables.
En palabras de El Moutamid, el Webb está proporcionando «una nueva perspectiva del sistema solar exterior» y ampliando «aún más esa frontera».

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