Alianza busca crear biocombustible para aviones en Chile a partir de la planta camelina
Tiempo de lectura: 2 minutos Una colaboración entre SKY Airline y la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) busca reducir las emisiones de la industria aérea con la creación de Combustible Sostenible de Aviación (SAF).
Frente al dilema global de cómo reducir las emisiones en un sector tan complejo como la aviación, Chile podría tener una respuesta que nace directamente de la tierra. Se trata de una iniciativa pionera impulsada por SKY Airline y el Centro de Energía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), que busca desarrollar y producir localmente Combustible Sostenible de Aviación (SAF, por sus siglas en inglés).
Este proyecto de investigación y desarrollo se enfoca en el uso del aceite de camelina, un insumo vegetal renovable, para ser transformado en energía limpia a través de una biorrefinería experimental diseñada y ejecutada en el país.
A diferencia de otros sectores que avanzan con rapidez en la electromovilidad o el hidrógeno verde, la aviación enfrenta barreras tecnológicas que dificultan su transición. Por ello, esta alianza entre la academia y la industria aérea es fundamental para abrir un camino hacia la producción nacional de SAF que, a futuro, pueda escalarse comercialmente.
La urgencia de descarbonizar la aviación
La industria aérea es responsable de una parte significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, y encontrar alternativas viables al combustible fósil es uno de sus mayores desafíos. La escasa disponibilidad y el alto costo de los combustibles sostenibles han sido los principales obstáculos para una transición energética más rápida.
«El desafío de descarbonizar la aviación requiere soluciones innovadoras y colaboración entre distintos actores. Esta iniciativa nos permite avanzar en el desarrollo de SAF y promover una industria energética más sostenible y local», señaló Mayra Kohler, gerenta de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de SKY.
Kohler destacó que, aunque se trata de una etapa exploratoria, estas alianzas son clave para construir el futuro de la aviación. El objetivo es crear un modelo técnico replicable que no solo beneficie a la industria, sino que también contribuya al cumplimiento de los compromisos climáticos asumidos por Chile.
¿Cómo se produce el biocombustible?
La materia prima de este revolucionario proyecto es la camelina, una planta oleaginosa con notables ventajas. Es resistente, se adapta a suelos de baja calidad y no compite con cultivos destinados a la alimentación humana. Además, su cultivo tiene la capacidad de regenerar y mejorar la salud del suelo, convirtiéndola en una opción ideal para una producción sostenible.
«A través de un proceso termoquímico, el aceite extraído de la camelina se transforma en bio-oil, una especie de crudo vegetal”, explicó», detalló la Dra. Laura Azócar, investigadora principal del proyecto y directora Alterna del Centro de Energía UCSC.
Posteriormente, este líquido es purificado mediante una técnica conocida como destilación fraccionada, que permite separar los distintos compuestos. De este proceso se obtiene un SAF con propiedades muy similares al combustible de aviación convencional, además de otros subproductos que también pueden ser aprovechados, cerrando un ciclo de economía circular.
El proyecto se encuentra en una fase inicial, validando los prototipos en laboratorio. Los investigadores estiman alcanzar un nivel de madurez tecnológica TRL 4 en los próximos dos años. Si las hipótesis se confirman, se podrían realizar las primeras pruebas piloto en aproximadamente cuatro años, marcando un paso decisivo hacia cielos más limpios para Chile.