Un reactor nuclear en la capital: ¿para qué usamos esta energía en Chile?
Tiempo de lectura: 5 minutos Con más de 50 años de trayectoria, la Comisión Chilena de Energía Nuclear no solo consolida su rol en la producción de radiofármacos esenciales para la medicina, sino que también innova en investigación oncológica, monitoreo ambiental en la Antártica y el desarrollo de tecnologías de vanguardia para el espacio.
Lo que a simple vista parecer ser un centro de investigación de energía nuclear, guarda mucho más que eso. Con un imponente edificio que alberga salas de control, laboratorios y un gran reactor, la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), un Instituto Tecnológico Público bajo la tutela del Ministerio de Energía, se erige como un pilar fundamental en el desarrollo científico y tecnológico del país.
Son en total 3 sedes distribuidas en la Región Metropolitana. Su instalación central, ubicada en la comuna de Las Condes contiene el primer Reactor Experimental Chileno N° 1 (RECH-1), capaz de producir neutrones y transformar material estable en radiactivo.
Esta ciencia tiene muchas más aplicaciones que crear bombas destructivas. La energía nuclear se traduce en soluciones tangibles para la vida cotidiana, impactando desde la salud -con tratamientos contra el cáncer- y la agricultura, hasta la exploración espacial con desarrollos de propulsores de plasma para nanosatélites que buscan conocer en profundidad las propiedades de la Tierra, y la conservación del patrimonio cultural chileno.
¿Dónde vemos la energía nuclear?
En el camino interdisciplinario de esta ciencia, uno de los compromisos es con el medioambiente. En el laboratorio de plasmas continuos y a través de la ciencia de los materiales, utilizan plasmas para estudiar el diseño de materiales y su fabricación en condiciones extremas.
Para la industria apícola, desarrollan y evalúan una metodología para controlar y prevenir la enfermedad de Loque americana en las colmenas chilenas. Aquí, los investigadores utilizan irradiación gamma para el fortalecimiento de una apicultura nacional sustentable, empleando esta técnica de ionización en mieles, ceras y material inerte de colmenas para reemplazar el uso de químicos que alteran la pureza del producto.
Por otro lado, en la carrera para los tratamientos del cáncer, los avances oncológicos de la CCHEN consisten en estudiar el efecto de las radiaciones pulsadas en células cancerígenas. A la fecha, esta energía se emplea para tratar el cáncer a la tiroides, posicionándose como el único productor de Iodo-131, un radiofármaco clave para su tratamiento.
Un reactor a prueba de todo
Chile es un país de terremotos, de eso no hay duda. Pero ¿Cómo reacciona este gran productor de energía ante los sismos? Una anécdota para recordar es el terremoto del año 2010, que sacudió a todo el país y provocó lamentables daños. La prevención es mejor que el lamento, es por esto que este y otros reactores a nivel global son instalados meticulosamente, considerando todas las normativas de seguridad y las posibles adversidades.
Lo anterior quedó evidenciado con el RECH-1, una «máquina generadora de neutrones» que nació para apoyar fines médicos, combatir el cáncer y optimizar su diagnóstico. Durante su funcionamiento, las cámaras de seguridad captaron que, a medida que subió la intensidad del movimiento, el reactor se apagó inmediatamente. «Es efectivamente una prueba que el reactor es a prueba de (…). Fue como un día más para nosotros. Si ocurre un sismo fuerte, el mejor lugar en el que puedes estar es aquí», relata el jefe del reactor, Luis Manríquez López.
«En general, lo que no queremos que ocurra nunca es que perdamos la capacidad de enfriar nuestro núcleo. La fisión (proceso donde se sacan los neutrones), aparte de que produce neutrones, también produce calor y, eso es lo que se ocupa para poder generar electricidad», explica Luis sobre los riesgos que podrían afectar a los reactores.
Pero en el caso de la CCHEN, el enfriamiento no es una preocupación. Con una piscina de 250 mil litros de agua, el reactor es capaz de enfriar su núcleo de manera natural, anticipándose a eventuales fallas. «Podemos perder la electricidad y el reactor sin electricidad sigue estable», agrega el investigador.
El centinela de la ciencia
Un gigante de metal, energía y ciencia. El reactor, que transforma el material estable en uno radiactivo, requiere de una serie de precauciones para ser visitado. Un registro previo de entrada y salida, una cotona amarilla para distinguir a los visitantes de los investigadores y la prohibición de ingreso a mujeres embarazadas y menores de doce años. Para la tranquilidad del público, una pequeña máquina espera fuera de la sala: en cuestión de segundos, esta es capaz de detectar si la persona está o no contaminada.
Cabe destacar también que, dentro del reactor la presión es más baja que la atmosférica, esto porque, en caso de una fisura en el techo o un desperfecto, el aire entra. Todos estas variables pueden ser observados desde la consola de control, donde además se pone en funcionamiento el reactor.
El núcleo alberga cerca de 7 kilos de uranio, elementos combustibles y placas de control que monitorean la cantidad de neutrones mientras son enfriados por una piscina llena de agua potable que atraviesa una osmosis inversa, donde extraen materiales sólidos y le bajan la conductividad, convirtiéndola en agua «hiper pura».
Técnicas nucleares en la biodiversidad chilena
La energía nuclear no se limita a la producción de neutrones y de electricidad, sino que también tiene participación en la vida vegetal y la relación suelo, agua y planta. En un esfuerzo por mantener el suelo libre de contaminación, el Centro de Tecnologías Nucleares en Ecosistemas Vulnerables estudia el impacto de las técnicas nucleares e isotópicas.
En sus líneas de investigación, el centro contempla desde las áreas agronómicas hasta la biología marina. «Dentro de las líneas, está la relación del suelo, agua, planta. Tenemos otras líneas que es el uso de las irradiaciones en especies vegetales, tenemos otra línea de la inocuidad alimentaria. Por otro lado está lo que es geoquímica ambiental que es cómo vamos trabajando este suelo», detalla la directora del centro, Adriana Nario.
Por otro lado, el ingeniero agrónomo y Doctor en ciencias de la agricultura, Daniel Villegas, estudia el uso de irradiaciones ionizantes como agentes modificador de distintas especies vegetales. «Exponemos distintos tipos de materiales vegetales a dosis crecientes de irradiación ionizante con dos objetivos. El más común y conocido es que la irradiación ionizante es un agente mutagénico y uno puede inducir variabilidad genética, lo cual es muy útil para los programas de mejoramiento genético».
Una aplicación ya realizada tiene como protagonista a los «Micro-Tom», una pequeña variedad de tomates que fueron expuestas, bajo distintas condiciones, a distintos tiempos de plasma no termal, el cuarto estado de la materia. Con el objetivo de lograr un material biológico más resiliente a las altas temperaturas, los investigadores exponen a esta especie para observar su comportamiento.
La CCHEN y su conexión con la ciudadanía
Como parte de la democratización de la ciencia, la CCHEN busca acercarse a las personas y mostrar el abanico de usos que tiene la energía nuclear. En instancias como el Día de Puertas Abiertas y OH! Santiago, el público puede visitar las instalaciones y conocer en profundidad cómo opera este gran motor científico.
Bajo su lema «Vocaciones STEM en la CCHEN», el taller de verano atomZOOM 2026 abrió su convocatoria para los estudiantes de Enseñanza Media, quienes podrán asistir del 5 al 9 de enero de 2026 a las instalaciones de los Centros de Estudios Nucleares La Reina (comuna de Las Condes) y Lo Aguirre (Pudahuel), donde deberán resolver un problema relacionado a la contaminación ambiental.
Los equipos podrán analizar muestras, seleccionarán técnicas nucleares de detección y propondrán soluciones. Para eso, cada grupo representará distintos actores sociales -población, Estado, organismos fiscalizadores y sector privado- en un juego de roles que refleja la complejidad de las decisiones en emergencias ambientales.