Ciencia en 2026: Los hitos que transformarán la investigación según la revista Nature
Tiempo de lectura: 3 minutos Nature adelantó los acontecimientos científicos que marcarán la agenda global en 2026: desde el regreso humano a la órbita lunar y el auge de una Inteligencia Artificial más autónoma, hasta avances en edición genética y detección precoz del cáncer.
El año 2026 se perfila como un periodo de transformaciones para la comunidad científica internacional. Según un reciente análisis de la revista Nature, el panorama estará dominado por misiones espaciales de alta complejidad, una nueva generación de herramientas de Inteligencia Artificial (IA) y ensayos clínicos que podrían cambiar el tratamiento de enfermedades raras y oncológicas.
Una de las proyecciones para 2026 es la evolución de la IA. Tras el estallido de los Grandes Modelos de Lenguaje (LLM), la atención se desplazará hacia los «agentes de IA». Estos sistemas, capaces de ejecutar procesos complejos de varios pasos con mínima supervisión humana, prometen acelerar descubrimientos científicos, aunque su implementación no estará exenta de riesgos -señala Nature-, como la posible eliminación accidental de datos.
En paralelo, la industria biotecnológica alcanzaría hitos significativos. Se espera el inicio de ensayos clínicos para terapias génicas personalizadas basadas en la tecnología CRISPR, orientadas a tratar trastornos metabólicos raros en niños. Un caso emblemático es el del bebé KJ Muldoon, cuya terapia adaptada servirá de base para solicitar la aprobación de ensayos más amplios ante la FDA.
Asimismo, la salud pública global pondrá sus ojos en el Reino Unido. En 2026 se publicarán los resultados de un ensayo masivo de un análisis de sangre capaz de detectar más de 50 tipos de cáncer antes de que aparezcan los síntomas. De acuerdo con la revista internacional, si los datos son positivos, esta herramienta se integrará en los sistemas hospitalarios, revolucionando la medicina preventiva.
La nueva carrera espacial: El retorno a la Luna y más allá
La exploración del cosmos podría vivir uno de sus años más intensos. La misión Artemis II de la NASA plantea enviar a cuatro astronautas a la órbita lunar por primera vez desde la década de 1970, preparando el camino para futuros descensos en la superficie. Sin embargo, no será la única protagonista: China lanzará su sonda Chang’e-7 en agosto de 2026, con el ambicioso objetivo de buscar hielo de agua en el polo sur de la Luna, una zona de aterrizaje extremadamente compleja.
Marte también estará en el radar con la misión MMX de Japón, que buscará recolectar muestras de Fobos, una de las lunas marcianas, para traerlas a la Tierra. Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará el satélite PLATO, diseñado para monitorear 200 mil estrellas en busca de «gemelos de la Tierra» que puedan albergar agua líquida y vida.
Geociencias, física y el impacto político global
En las profundidades, el buque chino de perforación oceánica Meng Xiang iniciará su primera expedición científica. Su meta es perforar 11 kilómetros a través de la corteza oceánica hasta alcanzar el manto terrestre, lo que permitiría comprender mejor la actividad tectónica del planeta.
En el ámbito de la física, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en Suiza entrará en una fase de modernización masiva para convertirse en el «LHC de alta luminosidad», deteniendo sus colisiones por tres años.
Cabe destacar que Chile está en proceso para formalizar su integración como Estado Miembro Asociado del CERN, lo que le permitirá acceder a tecnologías de alta complejidad, generando oportunidades para universidades, empresas de base científico-tecnológica y comunidades académicas. Además, se convertiría en el segundo país sudamericano en alcanzar esta categoría.
Finalmente, la ciencia en 2026 no podrá ignorar el factor geopolítico. El segundo año de la administración de Donald Trump en Estados Unidos seguirá generando ondas de choque en la investigación global, destaca Nature. Los investigadores anticipan tensiones por recortes presupuestarios, cambios en las políticas de salud pública y restricciones migratorias que podrían afectar la movilidad de científicos internacionales, reorientando las prioridades de la mayor potencia científica del mundo hacia la soberanía tecnológica y la computación cuántica.
