Estudio muestra que la vitamina C protege a las plantas en suelos ácidos
Tiempo de lectura: 2 minutos Científicos de la Universidad de Las Américas (UDLA) identificaron el rol de la vitamina C como un «escudo bioquímico» que permite a las plantas sobrevivir en suelos ácidos.
La vitamina C es mundialmente conocida por fortalecer el sistema inmune humano, pero en el reino vegetal, su rol es mucho más complejo. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Las Américas (UDLA) y científicos de Brasil reveló que el metabolismo del ácido ascórbico (vitamina C) contribuye a que las plantas puedan mitigar el estrés causado por el aluminio en suelos ácidos.
Se estima que cerca del 50% de las tierras cultivables a nivel global presentan algún grado de acidez. Esto facilita la liberación de formas tóxicas de aluminio (Al3+), las cuales dañan las raíces, detienen el crecimiento de los cultivos y reducen drásticamente el rendimiento agrícola.
La investigación explica que el aluminio desencadena un fuerte estrés oxidativo al entrar en contacto con la planta, dañando sus membranas celulares y su ADN.
El «escudo bioquímico» contra el estrés oxidativo
De acuerdo con la académica investigadora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Agronomía de UDLA y autora principal del trabajo, María Paz Cárcamo, la vitamina C actúa como un «escudo bioquímico». Su función principal es neutralizar las moléculas reactivas de oxígeno que se generan ante la presencia del metal, preservando procesos como la fotosíntesis.
«La vitamina C en las plantas emerge como una pieza central en la defensa frente a la toxicidad del aluminio en suelos ácidos», destaca Cárcamo. Sin embargo, el estudio va más allá de su rol antioxidante tradicional, analizando cómo la planta produce, recicla y descompone esta molécula para adaptarse a condiciones ambientales extremas.
Reciclaje y degradación: Las dos estrategias de supervivencia
Uno de los hallazgos más relevantes es que las plantas no solo dependen de cuánta vitamina C producen, sino de cómo la gestionan. Según la evidencia analizada en cultivos de arroz, trigo, maíz y arándanos, existen dos estrategias principales para enfrentar al metal.
En plantas que toleran el aluminio, predomina el reciclaje eficiente del ácido ascórbico, lo que fortalece la defensa antioxidante y protege la fotosíntesis. En cambio, otros tipos de plantas optan por la estrategia de exclusión, donde la vitamina C se degrada con mayor intensidad, induciendo la generación de ácido oxálico, un compuesto capaz de «atrapar» el aluminio en la rizosfera (la zona del suelo que rodea directamente a las raíces de una planta).
«No basta con producir más vitamina C: lo decisivo es cómo la planta la recicla y la degrada para activar distintos mecanismos de resistencia», resume la investigadora de UDLA. Un ejemplo se observa en el arándano alto, una especie de gran importancia para la exportación chilena, donde distintas variedades utilizan una u otra estrategia dependiendo de su genética.
En un contexto de crisis climática y presión sobre los suelos agrícolas, entender los genes que regulan el reciclaje de la vitamina C permitiría desarrollar variedades más resilientes.