El miedo al puma en Chile estaría vinculado a una «percepción social» más que una amenaza real

Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio internacional, con participación chilena, revela que el temor de los ganaderos de la Patagonia hacia el puma se fundamenta más en una «percepción social» arraigada que en la abundancia real del felino o el número de ataques.
El conflicto entre grandes carnívoros y la ganadería es un desafío global, y Chile no es la excepción. El puma (Puma concolor), uno de los depredadores tope del ecosistema patagónico, es a menudo percibido como una amenaza directa para el sustento de los ganaderos.
Sin embargo, una exhaustiva investigación liderada por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) de Barcelona, en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Chile y la organización conservacionista Panthera, ha profundizado en las raíces de este conflicto.
Los resultados, publicados en la revista People and Nature, sugieren que el miedo al puma está más ligado a un «ideario colectivo» que a la densidad poblacional del animal.
Durante diez años, los científicos analizaron la relación entre el puma y la ganadería en la icónica Reserva de la Biosfera Torres del Paine. «La mayoría de las personas consideran que los pumas son animales majestuosos, pero en la Patagonia chilena también se ven como una amenaza para el ganado«, contextualiza el estudio, equiparando la situación a la que se vive con los lobos en Europa. El objetivo era discernir qué parte del rechazo ganadero responde a una amenaza tangible y cuál a una percepción heredada.
Un legado cultural más fuerte que las cifras
El equipo, encabezado por la investigadora del CREAF Esperanza Iranzo, combinó técnicas ecológicas (estudio de distribución del puma mediante huellas, fototrampeo y mapas) con sociológicas (encuestas y entrevistas a ganaderos). Sorprendentemente, aunque las poblaciones de pumas en Torres del Paine incluso aumentaron en la última década, la percepción del conflicto por parte de los ganaderos encuestados no se intensificó proporcionalmente.
«El rechazo y el malestar hacia este animal se debe más a una percepción social y cultural hacia los grandes depredadores, que a su abundancia real», concluyen los investigadores.
Según Iranzo, «tradicionalmente, en Chile, como en otros países, se ha tenido una percepción negativa de los carnívoros por tratarse de una amenaza para la ganadería, y este rechazo se transmite entre generaciones y vecindarios, aunque a nivel personal no se tengan experiencias negativas». Esta transmisión cultural del miedo parece ser un factor determinante, independiente de la frecuencia real de ataques o la presencia del felino.
Del conflicto a la oportunidad a través del turismo
Un giro interesante en la dinámica local surgió a partir de 2014 con el desarrollo de «experiencias turísticas de avistamiento del puma» en el Parque Nacional Torres del Paine y sus alrededores. Esta actividad ha representado una nueva fuente de ingresos para algunas fincas ganaderas, transformando al puma de «enemigo» a recurso económico. No obstante, este cambio no ha erradicado la percepción de amenaza generalizada.
Además, el turismo de puma ha introducido una nueva capa de complejidad: la desigualdad social. «Las fincas mayores son las que más fácilmente pueden ofrecer este servicio, mientras que las más pequeñas no siempre lo pueden ofrecer y dependen exclusivamente de la ganadería», advierte Iranzo. Esta disparidad «puede desencadenar un nuevo conflicto socio-ecológico».
Finalmente, el estudio apunta a que el malestar del sector ganadero, aunque canalizado a través del puma, podría reflejar en muchos casos una insatisfacción con el apoyo de la Administración. A diferencia de muchos países europeos, en Chile no existen medidas compensatorias por ataques al ganado.
Sumado a la difícil accesibilidad de la región patagónica, los ganaderos a menudo deben implementar medidas de protección por su cuenta, lo que exacerba la tensión y la percepción de abandono.