Descubren más de 2.400 nuevos virus con un rol clave en la cadena trófica antártica

Tiempo de lectura: 2 minutos Una investigación pionera revela el papel crucial de estos microorganismos en la regulación de la cadena trófica antártica y advierte sobre cómo el calentamiento global podría afectar este delicado ecosistema.
Tras más de una década de investigaciones en el Océano Austral, un equipo científico logró identificar más de 2.400 nuevos genomas virales en la bahía Chile, una cifra que incluye la presencia de virus gigantes y una amplia variedad de bacteriófagos (virus que infectan bacterias).
El descubrimiento, encabezado por la Dra. Beatriz Díez, académica de la Universidad Mayor e investigadora del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (IM-CRG), representa un avance en el conocimiento de la diversidad genética viral y el potencial endemismo en las gélidas aguas del Océano Austral. La magnitud de estos hallazgos sugiere que el viroma antártico es mucho más vasto y complejo de lo que se pensaba.
Universo viral adaptado al frío extremo
Un aspecto notable fue la detección de proteínas virales con modificaciones estructurales específicas que les permiten a los virus funcionar eficazmente a temperaturas bajo cero. Esta adaptación demuestra la increíble capacidad de estos microorganismos para sobrevivir y prosperar en condiciones extremas.
Asimismo, se confirmó que estos virus facilitan la transferencia horizontal de genes entre microorganismos, un mecanismo vital que promueve la evolución y adaptación de las comunidades microbianas locales, fortaleciendo su resiliencia frente a los cambiantes escenarios ambientales que impone el calentamiento global.
Este hallazgo es fundamental, ya que no solo amplía el catálogo de la vida microscópica, sino que también proporciona evidencia crucial sobre el papel de los virus marinos en la regulación de los ciclos de nutrientes y la estabilidad general del ecosistema polar. «Estos hallazgos son clave para comprender cómo el cambio climático podría afectar uno de los ecosistemas más frágiles y fundamentales del planeta», precisó la Dra. Díez, subrayando la urgencia de estos estudios.
Reguladores clave de la cadena trófica y centinelas del cambio climático
Los resultados de esta investigación evidencian de manera contundente el papel clave que juegan los virus en la intrincada cadena trófica antártica. Al infectar y regular las poblaciones de bacterias y fitoplancton (microalgas), estos virus influyen directamente en los productores primarios del océano. Esta interacción tiene efectos en cascada que alcanzan a toda la red alimenticia, sustentando la vida del kril, que a su vez es alimento esencial para peces, aves y grandes mamíferos marinos como focas y ballenas.
«El plancton es la base de la cadena alimentaria en la Antártica, pero su relación con los virus es lo que realmente determina la salud y estabilidad de este ecosistema», señala la Dra. Díez. El equipo científico advierte con preocupación que el cambio climático está alterando de forma acelerada las condiciones ambientales de la península Antártica, una de las regiones del planeta que se calienta con mayor rapidez.
Este fenómeno podría modificar drásticamente la composición del fitoplancton, impactando negativamente a toda la fauna antártica que depende de estas microalgas para su supervivencia.
«Conocer y proteger la biodiversidad microbiana es fundamental para el futuro del equilibrio climático del planeta», concluye la investigadora. El estudio se realizó bajo el alero del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN) y con el apoyo del Instituto Antártico Chileno (INACH).