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Revelan el secreto de langostinos y krill para sobrevivir en zonas con mínimo oxígeno

Revelan el secreto de langostinos y krill para sobrevivir en zonas con mínimo oxígeno

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Tiempo de lectura: 2 minutos Un revela que la tolerancia de estos crustáceos a la hipoxia (bajos niveles de oxígeno) es sorprendentemente alta, y que el dióxido de carbono juega un rol crucial en su adaptación, un hallazgo vital en el actual escenario de cambio climático.

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La investigación, titulada «Respuestas fisiológicas a la hipoxia y alta pCO₂ en crustáceos habitantes de la Zona de Mínimo Oxígeno en el Pacífico Sur Oriental», fue la tesis desarrollada por Erika Jorquera en el marco del Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos (DCBB) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
El objetivo fue claro: entender cómo animales marinos logran prosperar en la Zona de Mínimo Oxígeno (ZMO), un área oceánica caracterizada por una drástica disminución de oxígeno disuelto y una alta presión parcial de dióxido de carbono (pCO₂).
Para ello, el equipo científico analizó cuatro especies fundamentales para las tramas tróficas de la costa chilena. Por un lado, dos especies de krill (Euphausia mucronata y Euphausia eximia) que transitan diariamente dentro y fuera de la ZMO. Por otro, dos especies que viven de forma más permanente en este ambiente extremo: el langostino colorado y el langostino amarillo.
Los resultados, basados en muestras de la Región del Biobío y Antofagasta, demostraron que los langostinos poseen una tolerancia a la hipoxia significativamente mayor que el krill. «El krill entra todos los días a la ZMO y luego en la noche sale, estando aproximadamente 12 horas. Los langostinos están insertos en la ZMO de manera más permanente, por ende, tienen una mayor tolerancia», explica la Dra. Jorquera. Esta diferencia en la exposición ha impulsado adaptaciones fisiológicas distintas en cada grupo.

El rol del CO₂ y la importancia para un futuro incierto

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio fue el papel del dióxido de carbono. Contrario a lo que podría pensarse, la alta presencia de CO₂ en la ZMO no perjudica a estas especies; de hecho, les ayuda a tolerar mejor la falta de oxígeno. «Esto, entendiendo que naturalmente ellos viven en un ambiente alto en CO₂. El langostino colorado mantiene su tolerancia a la hipoxia, incluso el langostino amarillo la mejora», añade la investigadora. Este es un campo de estudio menos explorado y de gran importancia para predecir los efectos de la acidificación oceánica.
Comprender estas adaptaciones es crucial, especialmente considerando que el cambio climático está provocando la expansión de las Zonas de Mínimo Oxígeno en los océanos del mundo. Según la Dra. Jorquera, este conocimiento es vital para la conservación y el manejo de recursos. «Debemos entender los límites fisiológicos de las especies para efectuar predicciones más acertadas, sobre todo en el caso de los langostinos que es una especie de importancia comercial», subraya.
La investigación no solo aporta datos valiosos sobre la biología de especies que sustentan gran parte de la biomasa marina, sino que también ofrece una base científica para mejorar la gestión de su extracción y asegurar la sostenibilidad de los ecosistemas marinos chilenos frente a los desafíos ambientales del futuro.

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