Crisis climática en ascenso: Quillay, Peumo y Litre peligran por la megasequía
Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio de la Universidad Católica y CONAF revela que especies emblemáticas como el Quillay, el Peumo y el Litre están perdiendo su follaje masivamente, poniendo en riesgo servicios ecosistémicos vitales para millones de personas.
El impacto del cambio climático en la zona central de Chile es cada vez más evidente. La persistente megasequía, junto con olas de calor más frecuentes e intensas, ha alterado drásticamente los ecosistemas, provocando un fenómeno conocido como «pardeamiento» o «browning». Este proceso se caracteriza por la pérdida masiva de follaje y vitalidad en los árboles nativos, siendo el Quillay, el Peumo y el Litre algunas de las especies más afectadas.
El estudio desarrollado por el académico de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la Universidad Católica (UC), Marcelo Miranda, en colaboración con la Corporación Nacional Forestal (CONAF), ha revelado la magnitud de este problema. La investigación, que abarca desde la Región de Coquimbo hasta la de Los Lagos, busca analizar el impacto de la megasequía en la degradación de los bosques nativos.
«La megasequía que ha afectado la región central de Chile es un fenómeno climático que se viene evidenciando a partir del año 2010, alcanzando su máxima severidad los años 2019 y 2020″, explicó Miranda.
El «browning» y sus devastadoras consecuencias
Los hallazgos de la investigación son alarmantes. En detalle, el pardeamiento del bosque y su manifestación visible de un severo estrés hídrico, amenaza a especies como el Quillay, el Peumo y el Litre, que presenten una «pérdida masiva de follaje». Además, especies que dependen de mayor humedad, como la Patagua y el Lingue, también han mostrado una alta mortalidad.
El cambio climático, impulsado principalmente por la actividad humana desde la revolución industrial, es el responsable de este fenómeno global con graves repercusiones locales. «El principal efecto del cambio climático es un aumento en la acumulación de energía en la atmósfera terrestre cuya consecuencia es un aumento de la temperatura global del planeta. Este proceso se traduce en una exacerbación de las condiciones climáticas locales, produciendo en nuestro caso un aumento de las sequías y olas de calor a niveles no registrados anteriormente», advirtió el académico de la UC.
Servicios ecosistémicos en jaque
La degradación del bosque esclerófilo no es solo una pérdida para la biodiversidad, sino que representa una amenaza directa para la calidad de vida de millones de personas que habitan la zona central del país. Estos ecosistemas proveen una serie de «servicios ecosistémicos» fundamentales que a menudo son subvalorados por la población.
Entre los beneficios que entregan estos bosques se encuentran la producción de agua dulce, la regulación de la temperatura, el control de la contaminación del aire, la captura de carbono, y la provisión de frutos y plantas medicinales. Además, son cruciales para mantener la polinización, un proceso esencial para la agricultura de la región. «El impacto de la megasequía puede alterar la provisión de todos estos beneficios», expresó el académico.
Frente a este desafiante escenario el experto enfatiza la necesidad de prevenir los incendios forestales, que degradan aún más la vegetación. Además resalta en la importancia de promover la restauración ecológica con especies nativas resistentes a la sequía y asegurar que la extracción de recursos del bosque se realice bajo criterios de sostenibilidad.
«Los bosques deberán adaptarse a estas nuevas condiciones, pero podemos ayudarlos a enfrentar mejor este desafío si actuamos ahora», concluyó el investigador.