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Tratado Global sobre Plásticos: ONU busca un acuerdo para frenar la contaminación

Tratado Global sobre Plásticos: ONU busca un acuerdo para frenar la contaminación

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Tiempo de lectura: 2 minutos En Ginebra, las Naciones Unidas han reanudado las negociaciones cruciales para crear el primer tratado mundial jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos.

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El mundo produce actualmente cerca de 430 millones de toneladas de plástico al año, una cifra que podría triplicarse si no se toman medidas drásticas. Con este alarmante escenario como telón de fondo, delegados de todo el mundo se reúnen en Ginebra en el sexto periodo de negociaciones para dar forma a un instrumento legal que regule el ciclo de vida completo de los plásticos, desde su producción hasta su desecho.

«El mundo quiere y de hecho necesita un tratado sobre los plásticos, porque la crisis derivada se está descontrolando«, afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), en la inauguración del evento.

La diplomática danesa subrayó que la polución plástica ya no es un problema lejano, sino una amenaza presente «en nuestra naturaleza, en nuestros océanos e incluso en nuestros cuerpos». Por ello, el objetivo es crear un acuerdo robusto que pueda perdurar «30 o 40 años«, estableciendo las bases para un futuro más sostenible.

Una crisis «fuera de control»: la urgencia de un acuerdo global

La urgencia de las negociaciones es palpable. La contaminación por plásticos no solo afecta la vida silvestre y los paisajes, sino que también se ha convertido en un componente invisible pero omnipresente de nuestra vida diaria. Microplásticos han sido detectados en el torrente sanguíneo, los pulmones y hasta en la placenta humana, con efectos sobre la salud que aún se están investigando a fondo.

El diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, quien preside el comité negociador, calificó la creación de este tratado como «una de las prioridades ambientales más urgentes de nuestro tiempo». A pesar de la complejidad del desafío, Vayas Valdivieso se mostró optimista tras una primera jornada constructiva que permitió iniciar las deliberaciones sin demoras. «Este sentido de urgencia y responsabilidad es exactamente lo que este proceso requiere. Ahora tenemos un camino claro por delante», agregó.

Optimismo y los principales escollos en la negociación

A pesar del optimismo inicial, el camino hacia un consenso no está exento de obstáculos. Los puntos más conflictivos del borrador actual se centran en el artículo seis, que aborda las limitaciones a la producción de plástico virgen, y el artículo tres, que debe listar las sustancias químicas y polímeros problemáticos que deberían prohibirse o regularse estrictamente.

Por un lado, diversas ONG ambientales y una coalición de países ambiciosos presionan por una reducción de hasta el 75% en la producción actual de plásticos para 2040. Por otro, esta meta choca con los intereses de países petroleros como Estados Unidos, Rusia y las naciones del Golfo, así como de gigantes manufactureros como China, India y Pakistán, cuyas economías dependen en gran medida de esta industria.

«Necesitamos un tratado fuerte y eso significa la inclusión de un objetivo de reducción de la producción de plásticos en un 75% a 2040. (…) La ciencia es clara, la ciudadanía lo pide y nuestra región está lista para liderar. Estamos frente a una oportunidad histórica que no podemos dejar pasar», afirmó Laura Caicedo, coordinadora de campañas de Greenpeace Colombia desde Ginebra.

Ante la preocupación por el impacto económico en países en desarrollo, Inger Andersen recordó que estas naciones son a menudo las más afectadas por la contaminación. «Visité Pakistán cuando fue devastado por inundaciones, y los escombros, también de plástico, fueron una parte enorme del problema», explicó, argumentando que las soluciones deben ser transformadoras tanto para el medio ambiente como para la evolución de las economías.


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