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Tsunamis en Chile: Especialistas alertan los efectos que devastan la biodiversidad marina

Tsunamis en Chile: Especialistas alertan los efectos que devastan la biodiversidad marina
Créditos: UC.

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos Más allá de la visible destrucción en las ciudades, expertos advierten que el cambio climático y la intervención humana en dunas y humedales dificultan la recuperación natural de la costa chilena.

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Por su ubicación geográfica, Chile es un país expuesto a la fuerza de la naturaleza. Los tsunamis son uno de los fenómenos que, además de su conocido impacto en la población, desencadenan efectos devastadores y silenciosos en los ecosistemas marinos gracias a la energía que liberan, modificando drásticamente el litoral.

De acuerdo con el ecólogo marino y profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica (UC), Alejandro Pérez Matus, un tsunami tiene la capacidad de transformar por completo el paisaje submarino. «Las olas y corrientes asociadas pueden fracturar organismos sésiles como algas pardas, corales y otros invertebrados, destruir zonas de reproducción y alimentación, y dejar expuestos al aire a organismos habitualmente sumergidos, provocando mortalidad masiva».

La evidencia internacional y nacional respalda esta afirmación. En Japón, el tsunami de 2011 provocó la desaparición casi total de caracoles marinos en las zonas más golpeadas, con una reducción de hasta el 99% de su población. En Chile, el maremoto del 27F en 2010 dejó huellas ecológicas profundas: las olas, que alcanzaron hasta 29 metros en la costa del Maule, inundaron y «ahogaron» playas, eliminando franjas intermareales completas y desplazando arena y vegetación tierra adentro. Este fenómeno no solo afectó a la biodiversidad, sino también a las pesquerías artesanales que dependen de la salud de esos ecosistemas.

Recuperación amenazada por el cambio climático

Aunque los ecosistemas costeros poseen una resiliencia natural y están acostumbrados a los cambios, actualmente enfrentan un doble desafío que limita su capacidad de recuperación. Según la experta en biología marina y oceanografía física de la UC, Megan Williams, la costa chilena «está recibiendo olas cada vez más grandes y eventos extremos más frecuentes, lo que puede provocar erosión en muchas playas». 

A la crisis climática se suma la presión directa de la actividad humana. La combinación de eventos extremos con acciones locales, como la reducción del agua dulce que llega a la costa por la gestión de los ríos, disminuye el aporte de nutrientes y sedimentos esenciales para mantener la salud de las playas.

Los expertos coinciden en que la clave para la recuperación es dar a los ecosistemas el tiempo y el espacio adecuados. Sin embargo, esta condición fundamental se ve constantemente amenazada.

«Construyendo en humedales, en las dunas, y sobreexplotando los recursos marinos, es difícil que podamos mantener las condiciones que nos permitan sostener el equilibrio de los ambientes costeros en el largo plazo», concluye Williams.


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