Plantar árboles durante 90 minutos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad

Tiempo de lectura: 2 minutos Tras analizar a 154 jóvenes durante una jornada de plantación de árboles, los investigadores notaron una reducción en indicadores de ira, bajo estado de ánimo y estrés.
En un mundo cada vez más urbanizado, donde la salud mental se ha convertido en una preocupación creciente, un reciente estudio realizado en Granada, España, ofrece una solución tan simple como profunda: plantar árboles.
La investigación demostró que una sola sesión de 90 minutos de revegetación reduce significativamente el estrés, la ansiedad y mejora el estado de ánimo. Este hallazgo, publicado en la revista Ecopsychology, subraya el poder de esta terapia natural, proponiendo una estrategia accesible y sostenible.
El estudio, liderado por especialistas del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) y la Universidad de Granada (UGR), se desarrolló en el campus del Parque Tecnológico de la Salud (PTS) de Granada. En él participaron 154 jóvenes, en su mayoría mujeres con una edad media de 20 años, quienes se embarcaron en una sesión grupal de plantación de árboles. Cada participante, guiado por un terapeuta y dos biólogas, plantó dos especies nativas resistentes al cambio climático, como algarrobos y encinas, fomentando una conexión consciente con el entorno.
Reverdeciendo ciudades, sanando mentes
Las evaluaciones realizadas antes y después de la actividad revelaron una notable disminución en indicadores de tensión, ira, fatiga y un estado de ánimo deprimido, acompañado de un aumento del vigor. El estrés percibido y la ansiedad también mostraron reducciones estadísticamente significativas, especialmente en aquellos individuos que ya manifestaban una mayor conexión previa con la naturaleza.
Como señalaron los investigadores y autores del estudio, José Manuel Pérez Mármol y Doukan Baran Güngörmü: «Mientras las personas mejoran su bienestar emocional, también están contribuyendo a crear espacios verdes que benefician a toda la comunidad». Esta doble ganancia, tanto para el individuo como para el colectivo, posiciona la plantación de árboles no solo como una estrategia ecológica, sino como una intervención de salud pública con un potencial inmenso para forjar comunidades más resilientes, conectadas y saludables.