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Viveros escolares enseñan a niños a cultivar el respeto por la naturaleza

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Tiempo de lectura: 2 minutos Más de 70 escolares de Puerto Varas y Llanquihue han participado de las jornadas de plantación, conectando los conocimientos académicos con la riqueza de la tierra.

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«Viveros Escolares» es un programa de la Fundación Legado Chile, donde más de 70 estudiantes de Puerto Varas y Llanquihue tienen la posibilidad de experimentar una conexión con la tierra, cultivando plantas y sembrando valores esenciales desde una edad temprana.

A través de la iniciativa, los jóvenes convierten los viveros tradicionales en dinámicas «aulas vivas», donde el aprendizaje sale de los libros y se arraiga en la interacción directa con la naturaleza, promoviendo el respeto, la pertenencia y el desarrollo integral de niños y niñas.

Nacido con un enfoque inicial en la producción de plantas nativas, la iniciativa evolucionó hacia un modelo pedagógico más amplio y flexible. El director de Educación Socioambiental de la Fundación, Osvaldo Grob, explica que «ya no se trata solo de producir plantas y aprender de este proceso, sino también de acompañar el crecimiento de los niños y niñas en diálogo con la naturaleza».

Este enfoque transversal permite que los establecimientos educacionales utilicen el vivero como un recurso integral en su currículum. Desde aprender conceptos matemáticos simples a través de la cuenta de hojas o semillas, hasta desarrollar habilidades socioemocionales como la paciencia, la responsabilidad y el trabajo en equipo, el vivero se convierte en un laboratorio vivo.

Sembrando valores

En el Saint Paul College de Llanquihue, la experiencia ha sido particularmente exitosa, con los estudiantes más pequeños asumiendo un rol de «pequeños guardianes del medioambiente», propagando especies de flora local y llevando esta conciencia ecológica a sus hogares y familias, amplificando el impacto socioambiental de la iniciativa en toda la comunidad.

Más allá de los beneficios académicos y ambientales directos, el programa Viveros Escolares se alinea con el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos (SNCAE) en aspectos curriculares y de relación con el entorno. Proporciona una plataforma única para vincular aprendizajes formales con experiencias prácticas y significativas, especialmente crucial durante la primera infancia (entre los 4 y 6 años), una etapa clave para el desarrollo integral donde el contacto con la naturaleza adquiere un valor fundamental.

Además de cultivas plantas, el proyecto busca fortalecer el sentido de pertenencia y empatía hacia la vida. Así Así, los viveros escolares preparan a los niños no solo para la escuela, sino para una vida plena en comunidad y en armonía con el medioambiente, formando ciudadanos conscientes y comprometidos.


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