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Relojes cerebrales: Un biomarcador del deterioro neurocognitivo

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos Aunque el envejecimiento no se puede detener, el investigador de la Universidad San Sebastián, Pavel Prado, afirma que llevar un estilo de vida saludable mejora significativamente el proceso.

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El aumento del envejecimiento de la población es un fenómeno global y Chile no es una excepción. Es en este contexto que se torna crucial investigar aquellos mecanismos vinculados a un envejecimiento saludable. En lo últimos años, desde la neurociencia se ha prestado mayor atención al reloj cerebral, un bioindicador clave para comprender el funcionamiento del organismo.

El investigador de la Universidad San Sebastián (USS), Pavel Prado, define los relojes cerebrales como un reloj tradicional que, en lugar de usar circuitos, emplea algoritmos que permiten estimar la edad del cerebro y que forman parte de relojes biológicos que «tratan de buscar la edad fisiológica de los diferentes sistemas de órganos de nuestro cuerpo».

La edad fisiológica, distinta de la cronológica (que comienza desde el nacimiento) explica qué tan bien o mal están funcionando ciertos organismos. Sin embargo, su desarrollo depende de factores externos como información sociodemográfica y disparidad, afectando «el envejecimiento, que va a ocurrir de todas maneras, pero que puede tener diferentes velocidades y que uno puede tratar de contribuir a un envejecimiento saludable».

De acuerdo con el investigador, el envejecimiento es un «proceso fisiológico natural» que no se puede frenar. Aunque modificarlo en el corto plazo, es «extremadamente difícil», pero sí se pueden modificar hábitos que promuevan el envejecimiento cerebral saludable, como un ritmo de vida activo y una alimentación balanceada.

Las brechas que marcan el envejecimiento

Por otro lado, como detalla Prado, la diferencia de los relojes cerebrales también obedece a la brecha de género, a la ubicación geográfica y a la situación de desarrollo.

«Hemos visto que existe una velocidad de envejecimiento que cambia entre hombres y mujeres y que esta diferencia es mucho mayor en países que tienen economías medias y bajas de nivel de adquisición, respecto de economías más desarrolladas. Por ejemplo, países de América Latina con altos índices de desigualdad, tienen una mayor diferencia en cuanto a esta brecha respecto de países europeos o desarrollados», explica el investigador.

A lo anterior se suman las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzhéimer y la demencia, que impactan directamente en el desarrollo y edad de los relojes cerebrales. Sin embargo, Prado enfatiza que es necesario «complementarlo con muchos más estudios que involucren una mayor cantidad de variables que afecten de alguna manera el envejecimiento del reloj cerebral».

Finalmente, Pardo afirma que la metodología para analizar el envejecimiento se puede aplicar en cualquier edad, considerando los factores y variables que pueden influir en el desarrollo.


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