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TEA en adultos: La creciente ola de diagnósticos en Chile y las señales que llevan a la consulta

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos La terapeuta ocupacional de la Clínica UAndes, Bárbara Saavedra, destacó la urgencia de adoptar medidas adecuadas para dar un diagnóstico correcto de los trastornos del espectro autista (TEA).

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Los trastornos del espectro autista (TEA) se caracterizan por deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social, lo que se relaciona con el desarrollo cerebral. En algunos casos, el diagnóstico se realiza durante la adultez, o tras un extenso trabajo con especialistas.

En conversación con la terapeuta ocupacional de la Clínica Universidad de los Andes, Bárbara Saavedra, destaca que los casos son distintos y que los pacientes pueden requerir de distintos tipos de diagnóstico, agregando que hoy «sólo hablamos de un solo espectro. Hace algunos años se empezó a poner en boga también el hecho de que no solo los niños tenían que diagnosticarse de autismo, sino también los adultos, por lo tanto también están llegando muchos adultos a diagnosticarse».

En Chile, a juicio de Saavedra, es muy fácil capacitarse en la evaluación estandarizada ADOS, que se utiliza para evaluar a personas con sospecha de TEA. «Yo puedo recién haber salido de la universidad, capacitarme en ADOS, hacerlo y entregar el informe», resaltando la urgencia de un buen conocimiento y experiencia que requieren los especialistas, en un escenario con diversidad de diagnósticos.

Adaptarse a las necesidades

En establecimientos educacionales, usualmente se presentan dificultades para adaptar el modelo educativo a las necesidades de niños y niñas del espectro autista. En colegios donde «la capacitación no es suficiente», actuar con las medidas y espacios adecuados es clave para lograr un cambio positivo.

«Son medidas que podrían hasta ser sencillas, desde el hecho de que efectivamente para una persona del espectro autista puede ser muy difícil estar dando una prueba con sus 30 compañeros en la misma sala, por los ruidos o por la presión. A veces calma mucho solamente el hecho de que esté en una sala separada dando la prueba, o con más tiempo, porque tienen una disfunción ejecutiva donde el cerebro piensa distinto entonces necesitan más tiempo para responder la prueba», ejemplifica la terapeuta.

Signos a los que prestar atención

A partir de los 18 meses, niños y niñas pueden ser diagnosticados. Sin embargo, Saavedra explica que en muchos casos el tiempo se extiende, algo que esperan cambiar.

Entre los signos que llaman la atención, por ejemplo, están la dificultad de relacionarse con otras personas, mantener conversaciones, o hacer amigos. Además, tener rutinas marcadas que llevan ser poco flexibles. «Con eso ya puedo empezar a cuestionar si mi hijo tiene alguna necesidad de apoyo distinta«, menciona Saavedra.

¿A quién acudir? Psiquiatras y neurólogos figuran como los principales especialistas para tratar estos trastornos. «En general, pasa mucho que van al psiquiatra por depresión, por esta sensación de sentirse tan diferente a los demás y, después sale el hecho de que efectivamente tiene estas necesidades».

Finalmente, el rol de la terapia ocupacional se instala como el puente entre las personas autistas y el exterior, ayudando en el proceso de vida, la autonomía y la preparación.


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