Palma chilena: La lucha por la supervivencia de un tesoro endémico de Chile
Tiempo de lectura: 2 minutos De acuerdo con el ingeniero forestal, Cristian Ibáñez-Gutiérrez, la restauración del ecosistema, la protección legal y reconocer su alto potencial de desarrollo agroalimentario son clave para evitar que la especie sea reclasificada «En Peligro».
La reciente controversia por la autorización de tala de 96 araucarias en el sur de Chile, una decisión que finalmente fue revertida por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la protección de la flora nativa en el país. Pese a que especies como la araucaria y el alerce están catalogadas como monumentos nacionales y gozan de protección legal desde 1990, otras, como la palma chilena (Jubaea chilensis), enfrentan un escenario más complejo y riesgoso.
El ingeniero forestal y doctor en biotecnología y genética vegetal de la Universidad de La Serena, Cristian Ibáñez-Gutiérrez, destaca las particularidades que hacen de la palma chilena un árbol único. «A diferencia de la araucaria araucana, que también es nativa de Argentina, la Jubaea chilensis es una especie endémica de Chile, es decir, solo está presente en nuestro territorio, distribuida entre la región de Coquimbo y algunos ejemplares en la región del Maule».
Esta palma, la más austral del planeta, está evolutivamente adaptada a un clima mediterráneo con menor disponibilidad de agua, lo que le confiere una notable resiliencia frente al cambio climático. Sin embargo, a pesar de su importancia biológica y potencial ornamental, actualmente se encuentra en estado de conservación «vulnerable».
Amenazas que acechan a la palma chilena
A diferencia de la araucaria, la palma chilena no cuenta con una ley de protección específica, lo que la deja más expuesta a diversas amenazas que ponen en peligro su subsistencia. Una de las presiones más recientes proviene del mercado asiático, que ha comenzado a demandar sus frutos, unos pequeños cocos, elevando su precio y desatando una extracción ilegal a gran escala. «Esto está disminuyendo obviamente la disponibilidad de frutos que pudieran eventualmente llegar a germinar y establecerse como una nueva planta», advierte Ibáñez-Gutiérrez.
A esta problemática se suman otras amenazas históricas. Por un lado, la producción de miel de palma, que hasta 2007 implicaba la tala del árbol. Si bien hoy se realiza a través de planes de manejo autorizados por CONAF que no sacrifican al individuo, el legado de esa práctica aún es visible. Por otro lado, los incendios forestales, como los que han afectado a la zona de Valparaíso, han demostrado su poder devastador sobre los palmares.
Medidas urgentes para su conservación
La situación de la palma chilena es tan delicada que en 2017 estuvo a punto de ser reclasificada como «en peligro» por el Ministerio del Medio Ambiente, una decisión que no se tomó por un estrecho margen en la votación del comité de expertos. Este cambio de categoría, según Ibáñez-Gutiérrez, implicaría medidas de protección más estrictas, como planes de manejo para la extracción de savia mucho más rigurosos y la creación de zonas de exclusión con cercos para impedir el paso de animales.
El experto también subraya la importancia de restaurar el ecosistema en el que habita la palma. Esto incluye reintroducir especies del bosque esclerófilo como litres y boldos, y enriquecer los suelos con microorganismos que fortalezcan las raíces de las nuevas palmas durante sus críticos primeros años de vida.
«Debemos empezar a mirar esa flora nativa con alto potencial de desarrollo agroalimentario«, concluye Ibáñez-Gutiérrez, haciendo un llamado a valorar y domesticar especies como la palma chilena, considerando que además de ser un patrimonio natural, son una alternativa productiva sostenible y adaptada a las nuevas condiciones climáticas.