Salud Mental al Día: Hábitos saludables que fortalecen tu salud mental
Tiempo de lectura: 2 minutos La psicóloga e investigadora del Instituto Milenio para la Investigación de la Depresión (MIDAP), Paula Errázuriz, explica que sencillos hábitos como una buena alimentación, actividad física y practicar la gratitud, pueden marcar una gran diferencia.
En un mundo que avanza a pasos agigantados, donde la conexión digital a menudo eclipsa el autocuidado, la salud mental emerge como un pilar fundamental del bienestar. Aunque tradicionalmente se ha asociado a factores genéticos o experiencias de vida, la ciencia moderna propone que los hábitos tienen un impacto profundo en el estado mental.
En un nuevo capítulo de Salud Mental al Día, la psicóloga e investigadora principal del Instituto Milenio para la Investigación de la Depresión (MIDAP), Paula Errázuriz, detalla cómo la incorporación de prácticas saludables puede ser una estrategia preventiva y de apoyo para la salud mental.
Históricamente, la salud mental se ha circunscrito casi exclusivamente al cerebro. Sin embargo, la investigación actual demuestra que la complejidad del bienestar psicológico va mucho más allá. «La gran mayoría de los receptores de serotonina, cruciales para regular el ánimo, se encuentran en el intestino, no en el cerebro«.
Los cuatro pilares del bienestar
En la vida moderna, hábitos menos saludables como una menor exposición a la luz solar, menor actividad física y un elevado consumo de alimentos ultraprocesados se han vuelto más comunes. La realidad en Chile revela una alta tasa de sedentarismo, convirtiéndose en un catalizador de problemas de salud mental.
El primer pilar es el movimiento. No se trata solo de hacer ejercicio intenso, sino de integrar la actividad física en la rutina diaria. «Cualquier cosa que tenga que ver con tener nuestro cuerpo activo es beneficiosa», afirma Errázuriz. Desde subir escaleras en lugar de usar el ascensor hasta bajarse unas estaciones antes del transporte público para caminar.
De acuerdo con la especialista, el impacto del movimiento es multifacético: disminuye la ansiedad, mejora el ánimo, y ayuda a clarificar la mente. Para quienes trabajan largas horas frente al computador, las «pausas activas» con estiramientos y caminatas cortas no solo benefician el cuerpo, sino que ofrecen un respiro mental que permite reconsiderar prioridades y manejar el estrés.
Meditación, descanso y agradecimiento
El segundo y tercer pilares son la alimentación y el descanso. En cuanto a la alimentación, la recomendación es simple: consumir alimentos lo menos procesados posible, priorizando frutas, verduras y granos integrales. La «microbiota» intestinal, ese universo de bacterias, ha demostrado tener un rol crucial en la salud mental, consolidando la máxima de que «somos lo que comemos».
Por otro lado, una mala calidad de sueño afecta el ánimo, la tolerancia y las relaciones. Evitar cafeína y alcohol antes de dormir, crear un ambiente oscuro y fresco en la habitación, y establecer rutinas de sueño son prácticas esenciales.
El cuarto pilar, los hábitos mentales, es quizás el más novedoso y fascinante. Se centra en la atención plena (mindfulness) y la autocompasión. La atención plena, practicada a través de la meditación formal o informal que entrena la mente para enfocarse en el presente. Esto permite reconocer emociones, evadir pensamientos negativos y una toma de decisiones más conscientes.
«Meditar es observar lo que pasa en tu mente y entrenarla para volver al foco», aclara Errázuriz. Además, la autocompasión implica tratarse a sí mismo con amabilidad, evitando el diálogo interno destructivo. Finalmente, el agradecimiento es un potente hábito mental: buscar activamente las cosas positivas de la vida, incluso las más pequeñas, complementa el reconocimiento de las dificultades y potencia el bienestar emocional.