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84% de los chilenos perciben que el país no está preparado para el envejecimiento

Cooperativa Ciencia,

Tiempo de lectura: 2 minutos El antropólogo Marcelo Arnold advierte que el apoyo familiar, pilar histórico de la vejez, es insostenible en la estructura social actual.

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Según los resultados de la octava Encuesta Nacional sobre la Inclusión y Exclusión Social de las Personas Mayores, el 84% de la ciudadanía considera que el país está poco o nada preparado para enfrentar el envejecimiento poblacional.

El antropólogo social, doctor en Ciencias Sociales y co-autor del estudio, Marcelo Arnold, advierte que Chile ya no está simplemente en un proceso de envejecimiento, sino que «estamos frente a una población ya envejecida«. A pesar de que las instituciones públicas y privadas han implementado medidas en los últimos años, la percepción general es que estos esfuerzos son insuficientes frente al volumen y las demandas crecientes de este grupo etario.

Otro punto que discute el estudio es la crisis del sistema de cuidados. El 56,7% de los encuestados identifica a la familia como la principal responsable del bienestar en la vejez. Sin embargo, existe una contradicción: la mitad de las personas anticipa que el apoyo familiar disminuirá drásticamente en las próximas generaciones.

Arnold califica esta situación como una «esperanza trágica». «Las familias son cada vez más reducidas y sus miembros están insertos en el sistema laboral, lo que impide mantener la solidaridad voluntaria o forzada que históricamente recaía, sobre todo, en las mujeres», explica el experto.

«Las personas han visto, en su experiencia, que los adultos mayores han sido cuidados familiarmente. Indudablemente, esperar que se mantenga la continuidad del apoyo familiar es una esperanza trágica, porque aquello no va a ocurrir. No porque la familia sea cada vez más individualista, sino porque hay una estructura que se ha modificado, con la presencia de casi todos los miembros familiares en el sistema laboral», detalla el académico.

Desperdicio de talento y exclusión social

Sobre el capital humano, el estudio señala que el 68,5% de los encuestados cree que los aportes de las personas mayores se aprovechan «poco o nada». Según Arnold, esto implica un costo social altísimo debido a dos factores: la invisibilización y el estigma.

Por un lado, no se reconoce el aporte efectivo que ya realizan los mayores, como el cuidado de nietos o de enfermos. Por otro, la sociedad margina a este segmento negándoles oportunidades de participación bajo el prejuicio de que «ya no pueden aportar».

«Estigmatizar a un segmento cada vez más importante de la población es altamente contraproducente para todos», enfatiza Arnold. El antropólogo hace un llamado a los medios y a la sociedad a visibilizar la heterogeneidad de la vejez, rompiendo con los estereotipos y valorando la experiencia y visión de mundo que este grupo aporta al tejido social chileno.

El estudio concluye que, cerrar esta brecha implica que el sistema político reaccione con políticas públicas que no vayan rezagadas frente a la realidad demográfica, integrando a las personas mayores no como un problema, sino como actores activos del desarrollo del país.


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