¿Cómo detectar y abordar el Síndrome de Tourette?
Tiempo de lectura: 2 minutos Existen ciertos parámetros que permiten diagnosticar este trastorno neuropsiquiátrico, el que se caracteriza por tics, que son movimientos y/o vocalizaciones semi o involuntarias, generalmente bruscos, repetitivos, no rítmicos y estereotipados. Algunos tics pueden ser leves, otros pueden producir problemas psicológicos, sociales y cotidianos.
En Chile, hay más de 18 mil personas que sufren o podrían estar afectadas por el Síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico complejo de inicio en la niñez. Esta condición se caracteriza por la asociación de tics motores y tics fónicos con un carácter crónico, que en ocasiones son incomprendidos y objeto de burlas.
Aunque las causas exactas del síndrome de Tourette aún son desconocidas, el profesional neuropediatra de Nueva Clínica Cordillera, Dr. Carlos Castro, señala que “se cree que existe un componente genético involucrado hasta en un 90% de los casos y esta teoría se basa en la alta frecuencia de antecedentes familiares en pacientes afectados”. Sin embargo, hasta el momento no se ha logrado identificar un gen único responsable de esta condición.
En este sentido, el Síndrome de Tourette es un trastorno del sistema nervioso que se caracteriza por la presencia de tics motores (movimientos) y fónicos (sonidos), involuntarios, repetitivos y rápidos; tales como parpadeo, muecas faciales, sacar la lengua, movimientos de la cabeza o extremidades, agacharse, aplaudir, entre otras. Mientras que los tics fónicos se refieren principalmente a gritar, tos, repetir palabras (ecolalias), aclarar la garganta y en un pequeño número de pacientes, decir palabras vulgares (coprolalia).
Ante esto, el Dr. Castro aclara que “si bien el trastorno puede ser leve en la infancia, es un trastorno crónico, con intensidad y frecuencia variable de los tics, con mayor prevalencia en la infancia y adolescencia; además, con una comorbilidad importante con Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad, ansiedad, alteración del ánimo, comportamiento disruptivo, alteraciones de aprendizaje y alteración del sueño”.
La mayoría de los pacientes experimenta mejoría al comienzo de la edad adulta. Su diagnóstico se basa en criterios clínicos tales como;
- Haber experimentado múltiples tics motores y al menos uno o más tics vocales en algún momento, aunque no necesariamente al mismo tiempo.
- Los tics pueden aparecer de manera intermitente en frecuencia durante un período de más de un año desde la aparición del primer tic.
- Haber comenzado a manifestar los tics antes de los 18 años de edad.
- No presentar ninguna otra enfermedad o uso de drogas o fármacos que pudiera ser la causa probable de los síntomas.
Junto con ello, el neuropediatra enfatiza acerca de la importancia de realizar un correcto tratamiento que inicia con la educación del paciente, su familia, profesores y amigos; terapia de comportamiento y/o medicamentos que antagonizan los efectos de la dopamina (antipsicóticos). “Educar al paciente y su familia es esencial para este síndrome, el estrés y ansiedad puede aumentar la frecuencia o intensidad de los tics, por lo que buscar técnicas de relajación y realizar actividad física ayudan a disminuir algunos movimientos involuntarios”.