Innovación chilena busca impulsar la producción masiva de vacunas contra el cáncer

Tiempo de lectura: 2 minutos Una nueva tecnología desarrollada por la empresa chilena Oncobiomed busca escalar la producción de sus inmunoterapias oncológicas, reducir costos y cumplir con estándares internacionales para expandir sus estudios clínicos a mercados como Brasil y China.
El futuro de las terapias contra el cáncer desarrolladas en Chile está avanzando gracias a una nueva tecnología de manufactura. La empresa de biotecnología Oncobiomed, en alianza con el Centre for Biotechnology and Bioengineering (CeBiB) de la Universidad de Chile, está implementando una plataforma de cultivo celular en 3D para optimizar la producción de sus vacunas oncológicas, un avance que promete transformar una innovación local en una solución de alcance global.
La inmunoterapia de Oncobiomed, conocida como TAPCells LycellVax, se basa en «lisados tumorales», extractos de células cancerosas que entrenan al sistema inmune del paciente para que ataque el tumor. Hasta ahora, su producción dependía de cultivos bidimensionales (2D) en placas y botellas, un método eficaz para la investigación pero limitado para la producción a gran escala.
«Cuando quieres escalar esto a una planta de producción en otro país, sobre todo cumpliendo con normas GMP (Buenas Prácticas de Manufactura), necesitas que el proceso sea altamente controlado, reproducible y trazable«, explica Cristián Pereda, director ejecutivo de Oncobiomed. El sistema 2D presenta limitaciones en la cantidad de biomasa generada, requiere una alta intervención humana y aumenta los riesgos de contaminación, barreras que el nuevo enfoque 3D busca derribar.
Del laboratorio a la producción global
El salto a la producción industrial es un paso crucial y complejo. Para que las vacunas de Oncobiomed puedan ser utilizadas en estudios clínicos internacionales, como el que ya desarrollan en Brasil para cáncer de próstata y colon, todos sus componentes deben ser fabricados bajo estrictas normas GMP. Los métodos 2D tradicionales no pueden garantizar este estándar a gran escala.
En contraste, el cultivo 3D no solo permite obtener muchas más células por mililitro, sino que también automatiza gran parte del proceso, minimizando la intervención humana y, con ello, los posibles puntos de fallo. Este proyecto, apoyado por la línea de Alta Tecnología de Corfo, tiene como objetivo estandarizar los protocolos de producción y la documentación regulatoria para crear un paquete tecnológico transferible a sus socios en Brasil y China.
«La inmunoterapia que desarrollamos se basa en lisados celulares, componentes esenciales para activar el sistema inmune. Estamos enfocados en mejorar y ampliar su producción a través de tecnologías de cultivo celular tridimensionales para que nuestras terapias puedan llegar a más personas«, añade Pereda.
Las claves de la nueva plataforma 3D
Para materializar este avance, Oncobiomed y el CeBiB exploraron dos estrategias principales de cultivo en suspensión. La primera se basa en esferoides, que son aglomerados de células que crecen de forma autónoma flotando en el medio de cultivo. «Esta estrategia otorga un mayor crecimiento en volumen», comenta Iván Flores, director de operaciones de Oncobiomed, aunque presenta desafíos como asegurar que las células del centro reciban suficientes nutrientes y oxígeno.
La segunda alternativa son los microcarriers, pequeñas esferas sintéticas en las que las células se adhieren para crecer. Aunque las células crecen sobre una superficie (similar al 2D), el hecho de que estas esferas estén en suspensión permite una escalabilidad y un volumen de producción mucho mayor.
Actualmente, la empresa ha decidido enfocarse en la estrategia de esferoides por su viabilidad de implementación en esta etapa. El cambio ya muestra resultados espectaculares: han logrado aumentar hasta 125 veces la producción de biomasa en comparación con los métodos 2D, reduciendo drásticamente el consumo de reactivos y los costos operativos.
«El cultivo 3D es el camino obligado si se quiere fabricar vacunas a gran escala. Esta evolución técnica es el punto de partida para entrar a mercados como el brasileño o el chino con capacidad competitiva y, eventualmente, abastecer una demanda global», concluye Flores.