Especialistas llaman a reconocer la gravedad de la contaminación por plásticos para la salud

Tiempo de lectura: 2 minutos Un equipo internacional de expertos alertó que los peligros del plástico afectan directamente a las poblaciones más vulnerables. Se prevé que el informe que supervisará los avances y la eficacia que deriven del esperado tratado de la ONU esté disponible a mediados del 2026.
La contaminación generada por los plásticos representa una amenaza para la salud global que no ha sido reconocida en su totalidad, causando enfermedades, muertes prematuras y pérdidas económicas que superan los 1,5 billones de dólares anuales.
Esta es la contundente advertencia de un grupo de expertos de Australia, Alemania y Estados Unidos, publicada en la revista científica The Lancet, justo antes del inicio de las negociaciones finales para un tratado mundial sobre plásticos en Ginebra, Suiza.
El informe destaca que el impacto de esta crisis recae de manera desproporcionada en las poblaciones más vulnerables y de menores ingresos.
Además, los autores aprovecharon para llamar a los Estados miembros de las Naciones Unidas a centrar la discusión en la salud humana, abordando el ciclo de vida completo de los plásticos, desde su producción hasta su desecho.
Amenaza presente en todo el ciclo de vida
Los efectos nocivos del plástico comienzan mucho antes de que se conviertan en residuos. Durante su producción, se liberan a la atmósfera partículas peligrosas (PM2,5), dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno.
Los trabajadores de esta industria están directamente expuestos a un cóctel de sustancias químicas, muchas de las cuales carecen de transparencia sobre su toxicidad. De hecho, la Universidad de Boston recuerda que el 75% de las sustancias químicas presentes en los plásticos nunca han sido sometidas a pruebas de seguridad rigurosas.
Una vez que los productos plásticos son utilizados y desechados, la amenaza se diversifica. Los microplásticos, pequeñas partículas que se desprenden de objetos más grandes, ya han sido detectados en órganos vitales como el pulmón, el riñón y el cerebro, así como en el torrente sanguíneo. Aunque la ciencia aún investiga la relación directa con patologías específicas, los expertos recomiendan aplicar un enfoque de precaución.
Además, se estima que el 57% de los residuos plásticos no gestionados se queman al aire libre, liberando toxinas que contaminan el aire, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
Estos desechos también crean hábitats para mosquitos y microorganismos, lo que podría aumentar la propagación de enfermedades transmitidas por vectores y fomentar la resistencia a los antimicrobianos.
Hacia un tratado vinculante
Ante este escenario, la comunidad internacional tiene sus ojos puestos en Ginebra, donde se busca consolidar un pacto internacional jurídicamente vinculante para abordar la contaminación por plásticos de manera integral.
«Queremos que la gente sea consciente de que el plástico no es tan seguro, tan cómodo ni tan barato como cree. Se fabrican a partir de combustibles fósiles, contaminan los alimentos y el agua, están relacionados con muchas enfermedades humanas y suponen unos costes elevados en atención médica y daños medioambientales», afirmó uno de los autores del artículo, Philip Landrigan.
En paralelo al llamado diplomático, los científicos anunciaron la creación del proyecto «Lancet Countdown on Health and Plastics». Esta iniciativa, liderada por la Universidad de Boston, la Universidad de Heidelberg (Alemania), el Centro Científico de Mónaco y la Fundación Minderoo (Australia), se dedicará a identificar y monitorear indicadores clave que documenten los efectos de los plásticos en la salud humana. Su primer informe está previsto para mediados de 2026 y servirá para supervisar los avances y la eficacia de las políticas que se deriven del tratado de la ONU.