Exceso de pantallas aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas en niños y jóvenes

Tiempo de lectura: 2 minutos Un nuevo estudio científico lanza una seria advertencia: el tiempo excesivo que niños y jóvenes pasan frente a teléfonos, consolas y otros dispositivos electrónicos está directamente asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas.
La creciente dependencia de los dispositivos electrónicos con fines recreativos se ha convertido en una preocupación de salud pública global. Una nueva investigación publicada en el Journal of the American Heart Association profundiza en sus consecuencias, demostrando que el aumento de las horas frente a una pantalla se correlaciona con un mayor riesgo de sufrir problemas como presión arterial alta, colesterol elevado y resistencia a la insulina, factores que son precursores de enfermedades cardíacas y diabetes en la edad adulta.
Estos hallazgos refuerzan una declaración científica de 2023 de la Asociación Estadounidense del Corazón, que ya alertaba que el riesgo cardiometabólico se acumula a edades cada vez más tempranas. Según ese informe, solo el 29% de los jóvenes en Estados Unidos, de entre 2 y 19 años, presentaba una salud cardiometabólica favorable, un panorama que este estudio ayuda a explicar.
La conexión directa entre pantallas y riesgo metabólico
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron datos de más de 1.000 participantes de dos estudios prospectivos realizados en Dinamarca, uno con niños de 10 años y otro con jóvenes de 18. El «tiempo frente a la pantalla» se definió como las horas dedicadas a ver televisión, películas, jugar videojuegos o usar teléfonos, tabletas y computadoras con fines de ocio.
El análisis fue claro: a mayor tiempo de exposición a pantallas, mayor era la prevalencia de factores de riesgo cardiometabólico. Este vínculo persistió incluso después de ajustar otros factores de estilo de vida, lo que sugiere una asociación directa y robusta. Los científicos destacan que estos cambios metabólicos tempranos pueden sentar las bases para complicaciones de salud graves en el futuro, por lo que la prevención durante la infancia y la adolescencia es fundamental.
El sueño: un factor clave que agrava el problema
Uno de los descubrimientos más reveladores del estudio es el rol que juega el sueño en esta ecuación. La relación entre el tiempo de pantalla y el riesgo para la salud del corazón fue significativamente más fuerte en los niños y adolescentes que dormían menos horas o se acostaban más tarde.
Según los investigadores, esto sugiere que el uso de dispositivos electrónicos no solo es perjudicial por sí mismo, sino que también puede dañar la salud al «robar» tiempo valioso de sueño. La falta de un descanso adecuado magnifica el impacto negativo de las pantallas, creando un círculo vicioso. La exposición a la luz de los dispositivos, especialmente en las horas previas a dormir, puede alterar los ritmos circadianos y dificultar el inicio del sueño, lo que agrava aún más los desajustes metabólicos.
Ante esta evidencia, los autores del estudio recomiendan que las conversaciones sobre los hábitos de pantalla se integren en las consultas pediátricas, al mismo nivel de importancia que la dieta o la actividad física. Si bien el estudio es observacional y refleja asociaciones en lugar de una relación causa-efecto directa, sus resultados son un llamado de atención para que padres, educadores y profesionales de la salud tomen medidas para fomentar un uso más equilibrado y saludable de la tecnología en las nuevas generaciones.