Estudio revela el alto impacto del Covid-19 en la salud mental y condiciones laborales en Chile

Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio chileno-argentino muestra que los jóvenes y personas con menores ingresos fueron los grupos más afectados, mientras que en el trabajo doméstico no remunerado, las mujeres lideraron las horas de cuidado.
La pandemia de Covid-19 dejó una huella que trascendió la esfera de la salud física, impactando profundamente la estabilidad económica y el bienestar emocional de la población chilena. Así lo confirma la investigación «Relationship between employment changes and psychosocial discomfort during the COVID-19 pandemic», que analizó la compleja interrelación entre las modificaciones laborales –tanto remuneradas como no remuneradas– y el malestar psicológico en 784 personas mayores de 18 años durante el crítico año 2020.
Los datos revelan que el 55% de los encuestados reportó haber experimentado malestar psicológico moderado o severo durante la pandemia. Los grupos más vulnerables fueron los más jóvenes y aquellos con menores ingresos. «La reducción de ingresos familiares no es solo un dato económico, sino una manifestación de inequidades estructurales que se expresan directamente en la salud mental de las comunidades más vulnerables», explica la académica de la Universidad de O’Higgins (UOH) y coautora principal del estudio, María Soledad Burrone.
La investigación, desarrollada en colaboración con investigadores de Argentina y la Universidad de Concepción, destaca además que un 57% vio una disminución en sus ingresos. Esta combinación de factores generó un ambiente de precariedad que, según la Dra. Burrone, exige «enfoques interseccionales en salud pública» para comprender y mitigar sus efectos.
Sobrecarga de trabajo no remunerado
Uno de los hallazgos más notorios del estudio fue la desproporcionada carga de trabajo no remunerado asumida por las mujeres, quienes reportaron dedicar significativamente más horas que los hombres a tareas domésticas, cuidado de terceros y acompañamiento escolar.
«Las mujeres asumieron durante la pandemia un volumen de tareas no remuneradas mucho mayor, lo que puede tener efectos en su salud mental a mediano y largo plazo», advierte la también académica de la UOH y coautora principal de la investigación, María Teresa Solís.
Curiosamente, el análisis mostró que dedicar entre 16 y 45 horas semanales a estas tareas domésticas podría haber actuado como un factor protector, posiblemente al reforzar rutinas familiares y espacios de cuidado. Sin embargo, esta protección se disipaba al superar las 45 horas semanales, convirtiéndose en una fuente adicional de estrés y agotamiento.
«Es clave implementar estrategias de protección de la salud mental en crisis sanitarias que consideren los cambios laborales y económicos, así como la distribución del trabajo no remunerado», concluye la Dra. Solís.