Panel federal en EE.UU. recomienda suspender la vacunación universal de recién nacidos contra la Hepatitis B
Tiempo de lectura: 2 minutos El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización, renovado bajo la gestión de Robert F. Kennedy Jr., votó a favor de modificar una directriz vigente desde 1991.
El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización votó a favor de suspender la recomendación de larga data que establecía la inmunización universal de los recién nacidos contra la hepatitis B. Esta decisión pone fin a una práctica estándar que el país norteamericano mantenía desde 1991 y que ha sido clave para el control de este virus altamente infeccioso.
La nueva directriz establece que las mujeres que obtengan resultados negativos en las pruebas del virus podrán decidir, de manera individual, si desean que sus hijos sean vacunados al momento de nacer, eliminando la obligatoriedad o recomendación automática que existía hasta la fecha.
Sin embargo, el panel mantuvo la recomendación de inmunizar contra la hepatitis B en aquellos casos donde las madres reporten estar infectadas o cuyo estatus viral sea inconcluso o desconocido, como una medida de contención mínima ante el riesgo de transmisión vertical.
El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización es un organismo que recientemente sufrió una reestructuración completa por parte del actual secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr.
El fin de un hito en la política sanitaria infantil
La vacunación universal al nacer contra la hepatitis B es considerada por la comunidad médica internacional como uno de los mayores logros en medicina preventiva. Según datos proporcionados por expertos en salud pública, la estrategia implementada desde principios de los noventa ha logrado prevenir más de 500.000 infecciones y evitar aproximadamente 90.100 muertes infantiles relacionadas con complicaciones hepáticas en Estados Unidos.
El virus de la hepatitis B es capaz de causar enfermedad hepática crónica, cirrosis y cáncer de hígado, afectando desproporcionadamente a los niños que contraen la infección en sus primeros días de vida. Hasta ahora, la administración de la dosis al nacer servía como una red de seguridad crítica, protegiendo a los bebés incluso ante falsos negativos en las pruebas maternas o errores en los registros médicos.
La votación de este viernes no estuvo exenta de controversia administrativa. La decisión había sido aplazada en dos ocasiones desde septiembre, luego de que varios miembros del comité manifestaran no contar con los datos suficientes para respaldar un cambio de tal magnitud. Finalmente, la mayoría de los nuevos integrantes, alineados con la visión de la actual secretaría de salud, dieron luz verde a la modificación en una votación a favor de ocho a tres.
La influencia de Robert F. Kennedy Jr.
El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., conocido históricamente por sus posturas escépticas frente a las vacunas y por impulsar teorías no comprobadas sobre su supuesta relación con el autismo, fue quien renovó el comité. En junio pasado, Kennedy despidió a los 17 miembros de la comisión anterior, argumentando la necesidad de «restablecer la confianza pública» en el organismo. Varios de los nuevos asesores son colaboradores estrechos de su administración.
Tras la votación, más de setenta expertos en políticas sanitarias y la Asociación Americana de Salud Pública (APHA), que representa a más de 23.000 profesionales, emitieron advertencias severas sobre los peligros de desmantelar esta barrera inmunológica.
En un comunicado oficial, la APHA calificó la vacunación universal como un «hito en la política de salud infantil en EE.UU.» y enfatizó que el calendario de inmunización vigente había prácticamente eliminado las infecciones crónicas por el virus de hepatitis B en niños. «Desde entonces, no ha surgido evidencia que plantee dudas sobre la eficacia o la seguridad de la inmunización universal del recién nacido», insistió la organización.
Para los expertos, eliminar esta política y retrasar la dosis inicial hasta una etapa más avanzada de la infancia plantea riesgos significativos e innecesarios para la salud pública.