Innovadora tecnología chilena fabrica pellets cerámico-poliméricos para imprimir en 3D

Tiempo de lectura: 2 minutos La innovación está a la espera de una patente que permitirá utilizarla en el comercio durante veinte años, a cambio de hacerla pública.
La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) solicitó una patente ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) por un método de bajo costo para fabricar pellets cerámico-poliméricos para impresión 3D. Esta tecnología, desarrollada por las Escuelas de Ingeniería Química y Eléctrica PUCV, promete revolucionar la fabricación de dispositivos electrónicos, como antenas, y abre nuevas posibilidades en áreas como la catálisis y el tratamiento de agua.
El proceso, basado en la emulsión y evaporación por solvente, una técnica común en la industria farmacéutica nunca antes aplicada a este tipo de materiales, permite obtener pellets con alto contenido de cerámica y menor daño térmico que los métodos convencionales. La pequeña proporción de polímero facilita la impresión 3D de alta precisión, reduciendo significativamente los costos y tiempos de manufactura.
Avance con aplicaciones en electrónica
La investigación surgió de la necesidad de crear materiales compatibles con la impresión 3D para la fabricación de antenas de telecomunicaciones de alta frecuencia. El académico de la Escuela de Ingeniería Eléctrica, Dr. Francisco Pizarro, explica que las nuevas generaciones de comunicaciones, que operan a frecuencias más altas para transmitir mayor volumen de datos, requieren dispositivos más pequeños, lo que puede afectar su eficiencia.
Más allá de la electrónica, la académica de la Escuela de Ingeniería Química y directora del proyecto, Dra. Dreidy Vásquez, visualiza aplicaciones en la ingeniería química, como la catálisis y la elaboración de membranas para ósmosis reversa en el tratamiento de agua.
«Tuvimos que adaptar el proceso, modificando los aditivos para que la cerámica se sinterizara a menor temperatura y el pellet mantuviera su forma esférica», detalló Vásquez.
Protección intelectual y desarrollo local
La patente otorgará a la universidad la exclusividad de la explotación comercial de esta invención por 20 años, a cambio de hacerla pública, impulsando el desarrollo tecnológico y la innovación.
«Nos permite desarrollar de manera local materiales que tienen un alto costo cuando se adquieren en el extranjero. Patentar esta tecnología es importante desde dos puntos de vista: primero, que la impresión 3D es un sector industrial de mucho crecimiento a nivel mundial del cual tenemos que ser parte; y segundo, para desarrollar tecnología de manera local y más económica», puntualizó la académica.
La Dra. Vásquez destacó la importancia de esta patente en el contexto del auge de la impresión 3D a nivel mundial, una tecnología que ya se utiliza en la industria automotriz, aeroespacial y médica, entre otras. Para el Dr. Pizarro, la patente «es la consecuencia natural de un buen trabajo de investigación fundamental con aplicaciones industriales».