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Estudio revela que el megalodón no solo se alimentaba de ballenas

Estudio revela que el megalodón no solo se alimentaba de ballenas

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Tiempo de lectura: 2 minutos Un nuevo estudio basado en el análisis de isótopos de zinc en dientes fósiles desafía la creencia popular sobre la dieta del megalodón.

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El Otodus megalodon, el colosal tiburón prehistórico que dominó los océanos hace entre 20 y 3 millones de años, sigue fascinando a la comunidad científica.

Con hasta 24 metros de longitud y una demanda calórica estimada en 100.000 kilocalorías diarias, siempre se asumió que su dieta se centraba en grandes cetáceos. Sin embargo, una investigación internacional publicada en Earth and Planetary Science Letters y liderada por científicos de Alemania, Francia, Austria y Estados Unidos, sugiere un panorama alimenticio mucho más diverso para este superdepredador.

El equipo científico, que incluye a Jeremy McCormack del departamento de Geociencias de la Universidad Goethe de Frankfurt, recurrió a una innovadora técnica: el análisis de isótopos de zinc presentes en los dientes fósiles del megalodón.

El zinc, ingerido a través de los alimentos, se acumula en los tejidos, y la proporción de sus isótopos (zinc-66 y zinc-64) varía según la posición de un animal en la cadena alimentaria. Un menor nivel del isótopo más pesado (zinc-66) indica una posición trófica más alta.

«Esto nos permitió hacernos una idea de las relaciones entre depredadores y presas hace 18 millones de años«, explica McCormack. Los hallazgos indican que el megalodón no siempre ocupaba la cúspide absoluta, cazando únicamente a otros superdepredadores o grandes ballenas.

Un depredador oportunista y ecológicamente versátil

Los resultados apuntan a que el megalodón era un «generalista ecológicamente versátil». «Parece, después de todo, que el megalodón se alimentaba de una gama de presas mucho más amplia«, afirma McCormack. Esto significa que, si bien podía cazar ballenas y otros grandes mamíferos marinos, también era «lo bastante flexible como para alimentarse de mamíferos marinos y peces grandes, tanto de la cúspide de la cadena alimentaria como de los niveles inferiores, dependiendo de la disponibilidad».

Aunque el estudio no identifica presas específicas, McCormack sugiere que el megalodón podría haberse alimentado de otros grandes tiburones como Carcharodon hastalis o incluso presas de niveles tróficos más bajos como el Metaxytherium sp. (un sirenio extinto).

En esencia, el temible «diente grande» era un carnívoro oportunista, adaptando su menú a lo que el océano le ofrecía, una estrategia que pudo haber contribuido a su largo reinado en los mares prehistóricos.


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