En vivo 🟠 SEÑAL ONLINE

Educación Sexual Integral: Estudio revela los mitos que frenan su avance en las aulas chilenas

Educación Sexual Integral: Estudio revela los mitos que frenan su avance en las aulas chilenas

  -

Tiempo de lectura: 2 minutos Un estudio advierte que, si bien la sociedad chilena reconoce los beneficios de la Educación Sexual Integral (ESI), la desinformación y creencias erróneas sobre una supuesta «hipersexualización» amenazan su correcta implementación en las escuelas.

Comparte:

El debate sobre la Educación Sexual Integral (ESI) en Chile está marcado por una paradoja fundamental. Aunque una mayoría de la población adulta la considera clave para prevenir abusos, promover el autocuidado y fomentar relaciones saludables, una serie de mitos y temores infundados impiden que llegue de manera efectiva a las aulas. Así lo concluye una investigación del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, liderada por la académica Anita Tobar, que profundiza en las creencias que rodean a la ESI en el país.

«Un análisis preliminar sugiere que las creencias sobre la ESI son altamente contradictorias. Se considera fundamental para el bienestar de niñas, niños y adolescentes, pero al mismo tiempo genera temor. Es una tensión que revela más desinformación que un rechazo bien fundamentado», señala Tobar.

La desinformación: el principal obstáculo para la ESI

El estudio, parte del proyecto Fondecyt N°3230101, identifica que el principal temor de las familias es que la ESI exponga al estudiantado a contenidos inapropiados para su edad, adelantando procesos y «hipersexualizando» la infancia. Sin embargo, la investigadora califica esta visión como un error que distorsiona por completo el propósito del programa.

«Muchas veces se asume, erróneamente, que la ESI es hablar sobre contenidos explícitos. Se ignora que enseña sobre la sexualidad de forma progresiva y adecuada a cada etapa del desarrollo», enfatiza. En lugar de enfocarse en la genitalidad, la ESI aborda dimensiones como el consentimiento, el respeto por el propio cuerpo y el de los demás, los vínculos afectivos y la prevención de la violencia.

Según Tobar, estas creencias erradas tienen raíces culturales y son reforzadas por discursos mediáticos que alimentan el miedo. El riesgo más grave es que esta percepción lleve a las comunidades educativas a censurar, debilitar o simplemente no implementar los programas de ESI, vulnerando el derecho de los estudiantes a recibir herramientas esenciales para su desarrollo psicoemocional.

La urgencia de formar a docentes y familias

La investigación advierte que la ausencia de una ESI de calidad no genera un vacío, sino que deja a los menores expuestos a otras fuentes de información no mediadas. «Lo que hipersexualiza no es la educación, es el silencio. Deja a niñas, niños y adolescentes expuestos al sensacionalismo de los medios, a información sin mediación adulta o a pensar que se puede aprender sobre sexualidad viendo contenidos pornográficos», subraya la experta.

La evidencia internacional, por el contrario, demuestra que la ESI tiene impactos positivos: reduce conductas de riesgo, previene embarazos no deseados y entrega herramientas para desnormalizar la violencia sexual.

Para superar esta barrera cultural, el estudio apunta a dos claves urgentes. Primero, fortalecer la relación entre escuelas y familias, creando espacios seguros para resolver dudas. Segundo, mejorar la formación y el respaldo institucional para los docentes. «Si el profesorado no está debidamente preparado, es probable que también reproduzca los temores y prejuicios presentes en la sociedad», advierte Tobar.

La académica concluye que avanzar hacia una ESI de calidad es un desafío cultural que requiere diálogo y confianza en la evidencia. «Necesitamos entender que una ESI bien implementada no es un riesgo, sino una herramienta imprescindible para formar personas autónomas, respetuosas y conscientes».


Te puede interesar